Capítulo 33: Obsesión

196 43 1
                                    

Cuando observé a la señora Shige completamente malherida, mi corazón se desbocó en aquel cuerpo paralizado. No podía moverme, ni siquiera podía articular palabra. Mi mente se había bloqueado por completo, aún sabiendo lo que estaba pasando por ella ahora mismo…

Toyo fue el primero en reaccionar, corriendo hacia la anciana. La tomó de las manos mientras empezaba a llorar tras el shock.

—No sé qué ha ocurrido… Fue todo de repente… Hubo un temblor y… Y el techo… Y las paredes…

No pudo seguir. Soltó a Toyo y se tapó la cara con las manos, completamente destrozada. Toyo la abrazó para intentar consolarla.

Yo seguía de pie, bloqueado por completo. Me daba miedo mirar a otro lado, descubriendo así alguna camilla donde estuviese…

¡NO! ¡ELLA NO PUEDE ESTAR MUERTA!


Si la señora Shige sigue viva, eso quiere decir que Elise también, ¿no? Estaba con ella, debía haber sobrevivido… Ella estaba viva, DEBÍA ESTAR VIVA. Si una anciana ha logrado sobrevivir, para una niña habrá sido aún más fácil, ¿verdad? La sola idea de que Elise estaba viva me estaba obsesionando, hasta tal punto que Toyo intuyó que algo me pasaba.

—Ōgai, debes irte de aquí.

No le escuchaba. No podía eschucarlo… Más bien, no quería escucharlo. Solo quería escuchar que mi hija seguía viva. Avancé hacia la señora Shige quien, al verme, comenzó a llorar más mientras me daba un abrazo.

—¡Ōgai, querido!

—Señora Shige, ¿dónde está Elise?

La mujer tragó saliva para recomponerse.

—No lo sé…

Me quedé mudo al escuchar aquello. La tomé de los hombros con fuerza y empecé a zarandearla.

—¡¿CÓMO QUE NO LO SABE?! ¡ESTABA CON ELLA! ¡¿DÓNDE ESTÁ ELISE?! ¡¿DÓNDE ESTÁ MI HIJA?!

—¡ŌGAI!

Toyo me agarró y me tiró hacia atrás para que soltase a la anciana, quien se asustó ante mi cólera.

—Ella… Fue a vuestro apartamento… A por unas pinturas… —declaró entre sollozos—. No he vuelto a verla…

El mundo se me estaba cayendo encima… Lo estaba notando. Me estaba destrozando por dentro. Veía entrar a todos los heridos al pasillo… Todos eran vecinos que conocíamos del edificio. Un rayo de esperanza apareció: había más heridos que muertos, por lo que Elise podría estar viva aún.

Me solté de Toyo y me interné de nuevo en aquel pasillo lleno de sangre, semejante al que anduve en la guerra. No me paraba a curarlos, sino que preguntaba simplemente si habían visto a Elise. Todos me decían que no…

¡ALGUIEN DEBÍA HABERLA VISTO, MALDICIÓN! ¡QUIÉN FUESE! ¡ME DABA IGUAL!


Toyo me seguía por detrás con la misma cantinela.

—Ōgai, por favor, debes marcharte… No debes estar aquí.

No le hacía caso. Estaba obsesionado con encontrar a Elise. Andaba más rápido, casi corriendo, mientras seguía preguntando. Un terror que jamás había experimentado me estaba dominando, me estaba asfixiando… Pero me daba igual. Necesitaba verla, por favor.

NECESITABA VERLA VIVA, VOLVER A ABRAZARLA.


Todo quedó en silencio de pronto. Mi mente se bloqueó, mis oídos ensordecieron.

Ya no escuchaba a Toyo, ni tampoco los gritos de los heridos y de los enfermeros.

Solo podía observar una camilla que había aparecido al final de la sala…

Con un cuerpo tapado con una sábana blanca.

BSD || Ōgai Mori: The Darkest EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora