Epílogo: Für Elise

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Todo el mundo se llena la boca dando consejos sobre cómo se debe vivir, pero nadie ha podido explicar exactamente lo que se siente cuando uno muere.

¿Es cierto que la vida es mucho mejor que la muerte?

¿Qué es mejor vivir una vida llena de tragedias que una muerte que todo te arrebata?

Las personas lloran cuando alguien querido muere…

¿Habrá alguien que llore la mía?

Sería muy penoso que nadie llorara sobre la tumba donde mis restos reposarán, pero… ¿Qué más da? Yo ya estaré muerto para cuando quiera darme cuenta.

Mis padres están muertos.

Shizuka está muerta.

Elise está muerta.

No queda absolutamente nada por lo que merezca la pena seguir vivo.

De fondo se oye una pieza para piano que yo conozco perfectamente…

Recuerdo que siempre intentaba reproducirla con el piano que había en la residencia de estudiantes en Alemania, pero nunca hubo manera.

En mi mente puedo visualizar ese concierto…

Una niña rubia y de ojos azules, de unos siete años, tocando ella sola ante un auditorio vacío la pieza en cuestión:

Für Elise de Beethoven


Tomo asiento y me deleito con esa melodía.

¿Qué otra cosa me quedaba?

La niña era idéntica a mi hija, a mi Elise… Todo era fruto de los delirios del paso de la vida hacia la muerte, seguramente.

Pero… ¿Qué vida?

Mi vida ha sido un cúmulo de desgracias seguidas, una detrás de otra.

Mis padres no me querían y me maltrataban…

Sufrí todo tipo de torturas en la guerra…

Shizuka murió por mi incompetencia como médico…

Elise murió con la esperanza de que algún día regresaría…

Pero la abandoné.

Y también me la arrebataron.


Llegué a la conclusión de que todas estas tragedias solo tenían un culpable:

Yo.


Y ya estoy agotado. Estoy cansado de seguir viviendo.

¿Existe alguna razón para seguir con vida?

Claro que no.

Todo es culpa mía.

La culpa siempre ha sido mía.

¿Y por qué?

Muy fácil…

Porque soy demasiado amable.


La música se detuvo en ese instante y la niña me miró burlonamente. Empezó a reírse por lo bajo mientras se acercaba hacia mí… ¿Volando?

Tomó mi cabeza entre sus pequeñas manos y la apoyó en su regazo. Empezó a acariciarla como si yo fuese el niño pequeño…

«Eres demasiado bueno… Con razón te pasan todas estas cosas, Rintarō…»


El sueño empezó a vencerme bajo sus caricias. ¿Por qué Elise sabía mi verdadero nombre?

Caí de nuevo en un sueño profundo…

Me notaba caer en una especie de abismo oscuro…

Mi bata blanca de doctor empezaba a teñirse de negro, al igual que mi mente daba con la solución más razonable para aquella situación…

Ser bueno solo me ha acarreado problemas.


Por lo tanto, se acabó ser el bueno de esta historia…


Elise volvía a tocar aquella melodía tan preciada para mí. Alcé la mano y llegué a tomar al vuelo una larga bufanda roja que había aparecido de pronto.

«Buenas noches, doctor Ōgai


Este sueño debe terminar.»


FIN

BSD || Ōgai Mori: The Darkest EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora