Capítulo 29: Perdiendo

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-Por favor, póngase cómodo y defina cada concepto únicamente con una sola palabra.

Mori observó al psicólogo de turno sentado enfrente de él. Hace tiempo que el director del hospital andaba mosca con el daño moral que había recibido toda su plantilla tras el mazazo sufrido hace tres meses, sobre todo teniendo en cuenta que muchos compañeros habían muerto por culpa de aquella tuberculosis.

-Rojo.

-Sangre.

-Negro.

-Luto.

-Mesa.

-Escribir.

-Perro.

-Callejero.

-Gato.

-Tramposo.

-Vida.

-Farsa.

-Muerte.

Mori sonrió.

-Doctor.

♦♦♦

Ante la defunción de Shizuka, Mori había sido ascendido a doctor. Las múltiples bajas habían ocasionado una quiniela de doctorados a última hora donde Toyo también fue uno de los agraciados. El susodicho se hallaba ahora en el bar donde solían quedar los tres a tomar sus cervezas. Movía sin ganas el hielo de su vaso pensando en cómo serían ahora las cosas si hubiese llegado un segundo antes... ¡Maldita sea! ¡Un puñetero segundo antes y Shizuka estaría viva!

Hace mucho que no veía ni a Mori ni a la niña. Sin embargo, sabía perfectamente que el doctor se tiraba todo el día y la noche embebido en su trabajo para olvidar cuanto antes toda la tragedia. Unos se daban a la bebida, pero Mori se daba al trabajo. No era de extrañar que la niña empezase a comportarse mal para llamar la atención.

Un día, llamaron del colegio porque Elise se había pegado con uno de sus compañeros y había gritado a la profesora. Tuvo que ir Toyo ante la excusa de Mori de que "debía revisar unos expedientes".

-Es tu hija, Ōgai.

-No tengo tiempo para sus tonterías -fue lo único que respondió.

Se había vuelto taciturno y no deseaba hablar con nadie.

Toyo fue a decir "prometiste a Shizuka cuidarla", pero supo que cualquier mención de aquella mujer haría explotar al doctor, por lo que decidió marchar sin mirar a su compañero.

El trayecto a casa fue incómodo. La niña estaba sentada en el asiento del copiloto con los brazos cruzados y haciendo pucheros. En cierto momento, Elise decidió hablar:

-Oye, Toyo... ¿Dónde está papá? ¿Por qué no ha venido él?

-Tiene mucho trabajo.

-Siempre igual...

Toyo observó que la niña empezaba a llorar.

-Desde que mamá se fue, ya no me quiere... Ya no sonríe...

-Eso no es verdad.

-¡Sí que lo es! ¡Es la señora Shige quien me cuida todos los días! ¡Papá nunca está conmigo! Ayer tuve una pesadilla... Y él no estaba como cuando yo era más pequeña...

Toyo sintió lástima por la pequeña. Tenía toda la razón, por lo que decidió hablar con Mori sobre aquel tema.

No solo había perdido a Shizuka, sino que también estaba perdiendo a Elise.

♦♦♦

Cuando subieron al apartamento, observaron que había un par de zapatos en la entrada. La niña sonrió de oreja a oreja.

-¡Son de papá! ¡Está en casa!

Entró corriendo llamándolo, mientras Toyo cerraba la puerta y suspiraba. ¿Habría entrado él solo en razón?

Avanzó hasta la sala de estar, donde se encontró a Mori rebuscando en uno de los cajones y la niña tirando de su bata blanca para que le hiciese caso.

-¡Ven, papá! ¡Mira que dibujo hemos hecho hoy en clase!

El doctor no prestaba atención. Parecía estar buscando unos documentos.

-¡Por lo menos dime qué hay hoy de cenar!

-Pregunta a la señora Shige.

Tras oír eso, soltó a su padre y se le quedó mirando.

-¿No vas a venir a cenar?

-Tengo trabajo.

Y fue en ese momento cuando Toyo deseó haber estado en otro lugar...

La escena que tuvo lugar se le quedó grabado a fuego tanto a él como a Mori...

BSD || Ōgai Mori: The Darkest EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora