"–Wade... Wade...
El chico de ojos dorados observó por donde venía esa voz y se dió cuenta de que estaba acostado, dentro de una casa rodante vieja, en un colchón poco cómodo y que junto a él había una muchacha; ella tenía lágrimas en los ojos pero una sonrisa en sus lindos labios y al instante de darse cuenta quién era, Wade le acarició el rostro, suave como seda.
–¿He, Hedia?
La morena asintió y sus lágrimas cayeron sobre el pecho de él.
–Acepto –ella exclamó.
En ese instante Wade se dió cuenta de que todo era una fantasía, un sueño hermoso y cruel.
–Hedia, por favor quédate conmigo.
La abrazó de inmediato, cerrando los ojos y al abrirlos se percató de que su amada ya no estaba con él, y de que él permanecía atrapado entre unas lianas embrujadas que lo mantenían elevado del suelo, inmóvil, con los brazos extendidos a cada lado y herido.
–¡¿Qué está...?! –desesperado buscó liberarse y sin embargo sus esfuerzos no rendían frutos.
En medio de la noche oyó al viento soplar y unas hojas de árboles llamaron su atención; estaba tan nervioso que no comprendía nada hasta que vio a esas hojas secas caer junto al cuerpo de aquella hermosa muchacha y su corazón se sintió partirse como la primera vez.
–Hedia...
Vio que esa jóven aún se mantenía una sonrisa amorosa, como la que solía darle siempre a él mientras unas lágrimas surcaban sus sienes y se estrellaban contra el suelo.
–Sí, siempre –la oyó decir hasta que lentamente sus párpados se cerraron ocultando aquel café en su mirada.
–No, cariño... ¡Hedia! –gritó desesperado y se removió con violencia para liberarse de aquel hechizo pero era inútil, él ya había vivido esto y sabía cómo terminaría, sin embargo volvió a luchar como la primera vez.
Solo quería tenerla entre sus brazos, solo deseaba decirle cuánto la amaba.
–¡Hedia!
Quitarle la vida a un ser inmortal no era algo que podría dañarlo de verdad pues había vivido tantos años, tantas batallas que perder una no era de importancia, para seres como él sería otorgarle su libertad. Para dañarlo realmente se es necesario quitarle el corazón y el verdadero modo de hacerlo era arrancándole lo que más amaba sin darle la posibilidad a luchar por ello, hacerlo sentir frustrado, débil e inservible.
–¡Hedia!"
Wade despertó con un grito, su corazón corría con fuerza y por un momento no creyó la realidad en la que estaba. Habían pasado más de dieciocho años y aún podía recordarlo como la primera vez.
Estaba acostado en el sofá de su casa, usando una chaqueta como almohada y sin pensarlo se había quedado dormido luego de un largo día de trabajo como ayudante de Thomas.
Se cubrió los ojos con el antebrazo y suspiró, aquella había sido una de las peores pesadillas y lamentablemente la vivía de manera concurrida.–¿Wade?
Megan apareció, el chico se descubrió el rostro y se volvió a verla. Esa chica curvilínea y de largo cabello dorado lo miraba de forma preocupada.
–Hola rubia, cada vez te ves más linda –a pesar de molestarla como siempre, Megan notó como no había ánimos de coquetear en su voz y dedujo que Wade solo quería ocultar lo que sentía en ese momento. –¿Viniste a dormir conmigo?
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Aiden.
WampiryAmy, una bruja, la más poderosa que podría existir, fuerte y valiente. Evan, un híbrido, el rey de los vampiros, despiadado, es el símbolo del misterio y la perseverancia. Elián, un vampiro, astuto, sangriento, con un pasado terrible que lo atorment...