Era una noche tormentosa y fría como ningúna otra, dos de tres pequeños dormían tranquilamente en sus camas, solo uno de ellos permanecía vigilante a la espera de algo más, la lluvia llenaba las canaletas del tejado y las pequeñas gotas se deslizaban por el cristal haciendo un leve sonido de golpes que no le permitían dormir.
A decir verdad las tormentas no le hacían mucha gracias, realmente les tenía miedo pero no solía decir nada con respecto a ello, según su madre ese era un rasgo característico de su padre, él solía guardarse sus miedos para sí mismo, para que nadie más conozca sus debilidades y es que una vez un hombre le dijo a ella que la mente era el peor enemigo puesto que solo ella podía saber hasta qué punto se deja de ser valiente, sin embargo su mamá no habla mucho de aquel hombre, no parece traerle buenos recuerdos y prefiere dejarlo en el pasado.Una lámpara de lava azul iluminaba la habitación de manera tenue, no obstante a pesar de su color vivo y su movimiento no llegaba a quitarle el miedo que traía encima, no importa cuanta luz hubiera, nada le arrancaba la horrible sensación de frío en la piel y un corazón errático. Él era el mayor de tres hermanos y como tal quería dar el ejemplo de hermano fuerte, de aquel al que nada le asusta, pero la verdad era que con solo siete años no podía esconder su inocencia todo el tiempo, él como los demás solo era un pequeño y su imaginación lo llevaba a tener miedo incluso de su propia sombra.
Se abrazó las rodillas por encima de la cobija y miró a la ventana que estaba frente a su cama donde su madre había olvidado bajar las cortinas, afuera la noche ocultaba todo cual manto mágico y como si se tratara de una batalla la luz de los relámpagos se hacían ver a la distancia tratando de darle un poco de vida a aquellos sonidos extraños que causaban las ramas al chocar entre sí y la lluvia al golpear objetos.
A pesar de su miedo, se mantuvo apenas expresivo con un ceño algo fruncido y una mirada de preocupación mientras intentaba agudizar la mirada entre la vegetación de su jardín y es que para su desdicha su madre había elegido vivir frente a un lago, rodeado de árboles y rosales, claro que durante el día parecía ser un lugar mágico, pero en el anochecer lo vivo se convertía en algo escalofriante.
De repente oyó unas voces que fueron seguidas de gritos como si estuviesen peleando, sintió que su corazón comenzó a correr aún más rápido y apretó la cobija entre sus dedos al punto de ponerlos blancos.Su madre no estaba en casa, mucho menos su padrastro, ellos acudieron a un llamado telefónico donde con urgencia se les necesitaba, su mamá había dicho "tenemos problemas, están atacando a los lobos" y los dejo a cuidado de unos sujetos que poco conocía pero según su madre eran de confianza. Aquellas personas ni siquiera les dirigían la palabra y solo se mantuvieron protegiendo la entrada y los alrededores, como si estuviesen a la espera de algo más. Su padrastro había dicho que no debía de tener, que esas personas los protegerían y que a pesar de que no había peligro cerca porque el problema era en otro lado muy lejano, aún así por preferencia los dejaban a custodio de aquellos sujetos.
Sintiendo el frío suelo el niño de cabellos caoba arrojó las cobijas a un lado y se asomó a la ventana deslizando suavemente los pies, como si sufriera una pelea interna donde una parte de sí mismo le decía "Retirate, vuelve a dormir" y la otra un "Vamos a ver qué hay ahí".
Se detuvo indeciso un paso antes de la ventana, esperó atento a captar algún otro movimiento, algo que le confirme qué, aquellos que oyó no eran personas peleando sino algún animal o quizás algo tonto como simples arbustos moviéndose por el viento. Pero fue diferente, el cielo crugió con fiereza y lo obligó a dar un rápido saltillo con las manos pegadas a cada lado, como paralizado del susto; para su sorpresa del otro lado se encontraban un grupo de personas desconocidas que pretendían ingresar, fue en ese momento cuando sin pensarlo el pequeño cerró la ventana y en vez de correr a la cama fue en busca de sus guardianes, quizás eran muy distantes pero eran las únicas personas de las cual sentía que podía pedir protección y confianza en ese momento.
ESTÁS LEYENDO
Aiden.
VampirosAmy, una bruja, la más poderosa que podría existir, fuerte y valiente. Evan, un híbrido, el rey de los vampiros, despiadado, es el símbolo del misterio y la perseverancia. Elián, un vampiro, astuto, sangriento, con un pasado terrible que lo atorment...