Capítulo 14: Olvídalo.

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Maratón 2/4

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La mansión de Thomás y Victoria era un encanto, tenía más cosas de las que yo podría imaginar y un estilo digno de película, estar en ella me hacía sentir como una invasora y a su vez me dejaba expandir mi imaginación creyendo que quizás algún día yo podría tener algo así, no digo que sea imposible pero tampoco es algo que se consigue fácil, de seguro su familia lleva años siendo propietaria de este lugar sino sería imposible que dos personas jóvenes como ellos hayan conseguido el dinero suficiente para pagarla, debía de valer una fortuna, una cantidad de dinero que se deben juntas con mucho tiempo de ahorros y sacrificios.

Mientras Rory dormía su siesta acordada según la lista de quehaceres que me dió su madre, yo me distraje recorriendo los pasillos de la mansión que no solo eran extensos sino muy interesantes puesto que traía cuadros antiguos en las paredes y una que otra obra en barro o mármol que le daba ese toque sofisticado e intelectual como un museo.

De pronto un cuadro al final del pasillo llamó mi atención, no es como si la pintura fuera muy diferente, se veía como una normal si no fuera por las marcas de fuego que le consumieron cierta parte como si la hubiesen querido destruir. Era antigua aparentemente y una de sus esquinas inferiores fue levantada como si le hubiesen querido revisar qué traía por debajo; si lo pienso es un lugar realmente adecuado para guardar algo importante como un documento, una carta o algo así ¿Quién sospecharía de una pintura enmarcada? Y ¿Qué tal si dentro de ella había algo así? ¿Qué tal si alguien levantó el marco para extraer un documento y por eso estaba dañada de ese modo? ¿Será por eso que la mantenían alejada de las demás pinturas como si ésta fuese especial?

Negué lentamente ante mis tontas suposiciones y me di media vuelta para marcharme pero me encontré a un par de metros con una persona y pegué un grito del susto, al punto de que casi me caigo de trasero al suelo.

–¡¿Qué diablos?!

Evan, mi profesor, estaba delante de mí, cruzado de brazos y al verme comenzó a reír.

–¡¿Por qué hizo eso?! ¡Casi me mata del susto!

–Eres una chica muy cobarde –me dijo, su aire de superioridad y burla solo me recordaba a los brabucones del instituto que se creen geniales solo por verse bien, como si la apariencia solucionará su actitud hostil.

–No es cierto –me apresuré a decir –No tengo miedo, pero usted no puede aparecer así de la nada y pretender que lo comprenda apenas lo vea.

Me di cuenta que su estilo informal no solo era para el trabajo sino también para su vida cotidiana, aparentemente no era el tipo de personas que usa traje y corbata sino más bien el sujeto de camiseta negra, vaqueros oscuros y chaqueta de cuero; bastante casual.

–¿Qué, qué hace aquí? –encontrar a mi profesor en mi trabajo era realmente extraño como si el universo quisiera que me tope con él y no era nada grato.

Evan se encogió de hombros y observó más allá de mí, a la pintura.

–Es la casa de mi hermana, puedo venir cuando yo quiera a visitarla.

"Cierto, pequeño detalle que olvide"

Asentí y me crucé de brazos para volverme hacia donde él miraba, a la pintura quemada.

–¿Bonita no? –preguntó.

–Sí, bueno eso creo. Está dañada y aún así la tienen aquí como si fuese importante –veía las líneas del pincel en el paisaje pintado, podía decir que completa habrá sido una imagen hermosa.

Aiden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora