Don't call me angel [ RadioDust ]

16°

—¡Se terminó!

Charlie abrió de par en par las compuertas de hierro de su refugio y sus amigos empezaron a salir con mucha precaución del escondite. La lluvia ácida había cesado, los cielos rojos se estaban despejando y ya no había vientos fuertes que azotaran el clima normal en el infierno. Ya no había sonidos fuertes o explosiones, tampoco ángeles a la vista en los cielos. La guerra fue breve, duró casi la mitad del día, pero los enviados de Dios habían optado por una retirada bastante rápida.

—Necesito saber cómo está mi padre.

Se preocupó la rubia de inmediato, giró hacia Angel y lo tomó de las manos. Él no entendió y se le quedó mirando extrañado.

—Ven conmigo. Alastor debe está con él, ellos pelearon juntos y estoy segura que fue por el bien del infierno.

—Charlie...

Murmuró extrañamente triste por la forma en que la demonio aún poseía esos pensamientos tan... Positivos del demonio radio, porque no era como ella creía. Nadie era como ella creía y aunque todos fueran parte de su comunidad y de su gente, eran un manojo de pecadores y almas contaminadas gracias a los peores males realizados en la tierra. Alastor era el peor de todos, era malo y despiadado, ¿Por qué se preocupaba por él sabiendo inconscientemente que era un monstruo?

Casi adivinando los pensamientos de Angel, ella bajó la mirada y su mirada se tornó oscura. Su gesto la delató, porque precisamente sabía que Alastor era... Horrible. Odiaba creerlo, odiaba saberlo. Pero era muy consciente de ello, no era estúpida y lo supo por bastante tiempo.

—Siempre sospeché y dudé de Alastor, pero... Todos adentro nuestro, tenemos algo que nos hace actuar de forma sincera y pura.

Angel se quedó en silencio unos segundos, observó a su alrededor a sus demás compañeros presentes. Todos lo sabían... Era fácil de entender que los verdaderos planes del demonio radio jamás fueron ayudar a la gente del infierno por caridad o para protegerlos de la masacre.

Alastor solo quería y necesitaba encontrar un punto vulnerable en Lucifer en su peor momento en plena batalla, para aprovecharse de esa debilidad.

—¿Sabías que iba a matarlo?

Cuestionó Angel casi en un murmuro hacia Charlie, se sintió un miserable por no haber sido directo desde un principio, él sabía la verdad desde hace mucho tiempo. Ella se angustió, no se atrevió a responder esa pregunta porque se limitaba a creer que todos esos demonios y almas humanas aún tenían algo de pureza muy en su interior.

—Además, si resultó gravemente herido y sin poder regenerarse, no es posible que haya terminado con el rey Lucifer. De seguro se retiró al finalizar la guerra, porque no le puede hacer frente en ese estado.

Habló Vaggie más determinada que su pareja, se cruzó de brazos y desvió la mirada hacia un lado. Jamás confió en Alastor y era predecible, jodidamente predecible que ese hijo de puta planeara algo tan espantoso sin importarle una mierda lo que Charlie podría sentir si concretaba su plan. Pero la rubia sostuvo fuertemente las manos de Angel y alzó su rostro para sonreírle extrañamente agradecida, el destino había actuado a favor de ellos.

—De alguna manera evitaste que una tragedia sucediera. Cabe la posibilidad de que Alastor, aún sin fuerzas, hubiera intentado asesinar a mi padre ya que no creo que él tampoco esté en sus mejores condiciones. Pero...

Era cierto, la araña lo pensó por breves segundos y su estúpido accionar había causado que hirieran a Alastor y que todo su poder se redujera considerablemente. Una casualidad o el destino. No sabía. Sin darse cuenta había evitado que lo peor le sucediera a Lucifer. Era obvio que seguía con vida porque las tierras se hubieran partido en dos si algo grave le hubiera pasado al rey. Sin embargo, no sabía del estado de Alastor... Y tampoco quería pensar en lo peor.

—Alastor es bueno en su interior. No lo hizo.

Charlie depositó sus últimos rastros de fé en el demonio radio, siendo paciente con su alma humana y creyendo hasta el último momento que hasta alguien tan siniestro y poderoso podía tener una oportunidad de demostrar lo bueno que podía llegar a ser.

Y algo le decía que Angel Dust podía interactuar con el interior de esa parte humana, porque era con el único que había demostrado una faceta que jamás hubiera creído que existía en su alma si la misma araña no se los hubiera contado.