14°

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¿Cuántas bajas?

Un demonio de unos tres metros de altura se arrastró hasta uno de sus compañeros que poseía una forma de lobo. Ambos estaban malheridos y sangrando, hasta con una que otra flecha atravesando sus brazos y espaldas.

Cuatro y eran de los más fuertes.

Respondió tembloroso al momento que Alastor, desde los cielos y siendo capaz de flotar por el aura maligna que lo rodeaba en forma de fuerzas y brillos oscuros, terminaba por decapitar a dos ángeles con varios de sus tentáculos, la sangre de ambos seres celestiales se regó a borbotones por los suelos. El demonio radio no estaba en plena forma humana y seguían sonriendo ante cada cadáver que caía sobre la tierra gracias a su poder.

¡¿Qué hacemos, Alastor?!

Exclamaron los dos demonios desde la tierra, él apenas giró un poco para verlos, largó una carcajada y la transformación de su cuerpo se hizo inminente, hasta llegar a crear de nuevo su forma de demonio normal.

Fue ahí cuando el resto de demonios que yacían en el suelo y el resto que estaba en los aires se fijaron en la presencia de su soberano rey de las tinieblas, quien se colocó justo delante del grupo extendiendo sus enormes alas y enfocando su mirada a la cantidad significativa de ángeles que todavía seguían en pie.

Los refuerzos están aquí así que no hay de que preocuparse. ¿Verdad, cariño?

Alastor se aproximó un poco a las espaldas de Lucifer, el cual estaba de un terrible humor y apretaba sus colmillos con odio hacia todos aquellos ángeles que habían eliminado hasta ese momento a gran parte de los habitantes de su pueblo... A muchas más almas que conformaban su sociedad y su gente. La ayuda del grupo de Alastor había sido fundamental para reducir las bajas, pero no podrían cubrir todas las hectáreas que los ángeles seguían aniquilando sin compasión.

El mismísimo Dios va a tener que darme algunas explicaciones luego de esto. Por ahora, solo cubre mis espaldas, demonio radio.

Ordenó extendiendo su poder hacia sus costados con un brillo lúgubre, parecido al de los guerreros del paraíso, pero mucho más intenso y poderoso, cargado con un aura pesada y densa. La lluvia estaba al borde de convertirse en un huracán devastador, y la presencia de Lucifer solo aumentó el terrible clima que azotaba a todo el infierno. Estaba furioso e iba a ir con todo, realizó un chasquido con sus dedos y, desde las propias tierras infernales, seres oscuros rompieron la tierra para surgir desde adentro.

Los demonios guerreros también existían y aunque no superaban en cantidad a los ángeles, se armaron con espadas y lanzas negras y metálicas, eran como la contraparte de los ángeles. No esperaron ni un segundo para marchar apenas nacieron y fueron como una parvada de cuervos directamente hacia el grupo del paraíso para comenzar a luchar.

Alastor sonrió interesado y muy atento ante los movimientos de Lucifer, asintiendo como el buen demonio y soldado que era ante las órdenes del gobernante del infierno.

Por supuesto, mi señor.

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Las horas pasaron de forma lenta como si se tratara de la peor de las torturas.

La mujer serpiente se arrastró por el piso, con sus brazos arrancados y sus ropas cubiertas de sangre. Con pavor giró hacia atrás y gritó quebrando su voz cuando aquel ángel la acorraló y le atravesó la cabeza con su lanza, dejando un rastro de sangre sobre el suelo de tierra luego de partirle la cabeza en dos.

Un demonio oso se refugió detrás de unos pocos escombros, observando con atención como el resto de sus compañeros ya sin fuerzas suficientes para seguir la lucha eran masacrados de maneras viserales por los ángeles que no tenían ni un apice de compasión ante ellos. El lobo se arrastró hacia él, con una de sus extremidades arrancadas y con una flecha atravesando su ojo que no dejaba de sangrar siendo una hemorragia irremediable.

Don't call me angel [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora