10°

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Frío.

Apretó sus párpados fuerte y se acurrucó en su lugar, en breves segundos empezó a abrir sus ojos bicolor y su vista borrosa se encontró con un panorama muy distinto al que había conocido antes. Era una habitación más iluminada que la anterior, y mucho más grande con un ventanal que reflejaba la iluminación del exterior.

Se sentó en su lugar posando sus dos manos principales sobre la cama y a sus lados. Con sus dos manos inferiores palpó su cuerpo, en busca de dolor, huesos rotos, sangre. Pero no había nada. Estaba sano, no había rasguños ni dolor, no había manchas de sangre. Se sujetó la cabeza con una mano y procesó los últimos acontecimientos como si fueran una pesadilla lejana. ¿Todo eso pasó? ¿De verdad sucedió y estaba aún respirando como si nada?

Estoy vivo.

—Así es, cariño.

Jadeó sorprendido y se dio media vuelta, dejándole de dar la espalda a Alastor quien sonreía apaciguado, vestido únicamente con una camisa gris y unos pantalones negros. Su forma había vuelto a la normalidad... El espectro, el monstruo que había visto y lo había cogido con tanta fuerza y brutalidad y que era un manojo de oscuridad y tentáculos que causaron una catástrofe enorme... Había desaparecido. Su forma de demonio era la misma de siempre y no tenía ni un gramo de suciedad en sus ropas.

Angel estaba tan confundido, apenas y pudo articular palabras. No sé esperaba despertar de ninguna manera. Su veneno paralizante era fuerte pero al ver la grotesca escena de destrucción, pensó que era un caso perdido y que no volvería a ver un amanecer.

¿Por qué?

Un suspiró fue la respuesta, mientras Alastor cerraba sus ojos y manejaba una sonrisa tranquila. Parecía enormemente saciado, satisfecho.

No lo sé.

Respondió con serenidad, acto que solo causó que el contrario se sintiera repentinamente incómodo. Los segundos de silencio se prolongaron y nadie dijo ni una palabra, hasta que la araña bajó su mirada algo melancólico. De pronto se había sentido vacío y no había una explicación concreta a ese sentimiento. ¿No era todo lo que buscaba, acostarse con él y sentir aquella sensación que le había destruido la cabeza y el razonamiento? Lo había gozado como una perra y no se arrepentía, pero...

Mi vida como humano... Fue miserable.

Murmuró contestando muy tarde la pregunta que había formulado Alastor al principio de su encuentro y que no se había tomado en serio. Había algo mal en él, y todo había iniciado desde que lo había besado de esa forma tan jodidamente simple, suave, hasta parecía honesta. Recordó todo el lado humano que poseía en su interior, todo lo desagradable y lo que más odiaba de sí mismo.

Llena de infelicidad que solo podía cubrir con drogas y alcohol. Repudiado por la sociedad y mi familia. Si, claro que fui el centro de mi organización, fui algo clave para ellos, logré algo en el negocio del plano terrenal. Pero, aún así, fui utilizado y violado infinidad de veces. Agradezco haber muerto.

Sonrió con amargura mirando sus propios muslos, seguía semidesnudo con aquellas ropas sensuales que había traído sin planear.

Este lugar... es mi paraíso.

Terminó murmurando con una extraña felicidad, ya que ese infierno no lo juzgaba de una manera tan atroz y cruel como en la tierra. No podía rehabilitarse, era consciente de que no podía y no quería irse de allí nunca. Jamás sería correcto, nunca sería una buena persona porque estaba manchado por dentro y por fuera. Alzó la mirada hacia Alastor cuando lo escuchó reír despacio, el ciervo se levantó de su lugar y fue caminando lentamente hacia el ventanal próximo a la cama donde ambos se encontraban. Contempló la lluvia ácida que todavía no cesaba... Estaban a kilómetros del lugar del desastre y Angel era el primer demonio que había traído a invadir su propia habitación en su mansión.

Te necesitaba para contraer el maná suficiente de tu alma. Y lo conseguí sin devorarla. Fue gracias a tu veneno, porque si no me mordías, no estarías hablando ahora mismo.

Contó su verdad y la razón por la cual se sentía tan lleno, saciado y con el suficiente poder para hacerle frente a cualquiera. Si de por si su poder era horroroso sin consumir almas día a día, chupar la fuerza de al menos una, lo había recargado al punto de no saber cuál era el auténtico límite de su fuerza.

Angel sonrió exhausto y suspiró segundos después, porque sabía que de eso se trataba. El demonio radio no hacía nada que no lo beneficiara, era de esperarse. Como también sabía en el fondo de su alma, cuál era el verdadero propósito que poseía para contribuir en la guerra que se avecinaba.

¿Vas a hacerte dueño del infierno?

Alastor le miró desde su lugar y sonrió con sus grandes dientes, su dulzura era fingida, formó un puño con su mano y lo colocó sobre su propio pecho.

Si. Voy a asesinar a Lucifer. Con mis propias manos.

Don't call me angel [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora