42°

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Charlie y Vaggie andaban de un lado a otro tratando de recepcionar y asistir todas las dudas de los nuevos huéspedes del hotel. Al mismo tiempo, Husk los atendía rápidamente en la barra de bebidas ya que nunca había tenido tanto trabajo hasta ese momento. Niffty se encargaba de acomodar los equipajes y servir a la clientela. Había bastante ruido y nadie estaba acostumbrado a aquello, el Hazbin había sido una tumba de silencio y había estado casi vacío desde su fundación. Que hubiera tanta actividad de repente era gratificante y, a pesar de todo el trabajo que estaban cargando, Charlie seguía asistiendo a todos con una enorme sonrisa de agradecimiento.

Nunca podría haber pedido más, el primer paso para que aquellas almas fueran enviadas al paraíso estaba ocurriendo. Y la solución para que su gente no fuera aniquilada en los exterminios estaba empezando a ser una idea llamativa para al menos una pequeña cantidad de demonios pecadores.

Angel estaba de pie, cruzado de brazos y observando el movimiento en general de todo el hotel. Se había dado cuenta de que al menos unos tres demonios lo estaban observando de una manera descarada y pervertida desde un rincón. Parecían fans, su trabajo era muy reconocido en todo el infierno. Les sonrió y les guiñó el ojo, en un pasado no hubiera tenido problema en coquetearles para sacarles algunos billetes con facilidad, pero...

Los tres demonios deformaron una cara de horror cuando Alastor apareció detrás de Angel y le rodeó la cintura con una mano, les dirigió una sonrisa espeluznante y entrecerró sus ojos sin compasión, formando un aura oscura repleta de símbolos rojizos alrededor de él en una clara forma de advertencia. Ese gesto era un claro "ni siquiera se atrevan a mirarlo." A lo que esos nuevos huéspedes se alejaron casi corriendo de allí.

Angel ladeó su cabeza hacia Alastor, quien dispersó su magia y le sonrió inocente cerrando sus ojos. Y la araña supo que por esa y muchas razones, nadie se le acercaría con una doble intención. El demonio radio había marcado claramente su territorio en el musical, así que pobres de los que quisieran ligarlo. Fuera de sentirse aprisionado o mal, Angel le sonrió con dulzura.

No necesitaba estar con nadie que no fuera él y le hacía eternamente feliz que lo quisiera de esa forma y que se pusiera celoso de cualquier pecador que se le quisiera insinuar. Volteó su mirada a la actividad del hotel y suspiró con nostalgia, ya no habría noches tranquilas de silencio y soledad. El alboroto sería una costumbre con tantos huéspedes nuevos residiendo allí.

Nunca ví esta porquería con tanta vida.

—Yo tampoco. ¡Parece un hotel de verdad!

Exclamó Alastor con muchos ánimos, era muy entretenido ver cómo esas almas depositaban todas sus esperanzas en la causa de Charlie. El ambiente lucía tan animado y lleno de vida, era algo muy extraño de ver en el infierno. Angel le rodeó el cuello con sus brazos y besó su mejilla, mientras que Alastor le acarició la espalda sin dejar de sonreírle y contemplar su suave rostro.

¿No tienes trabajo que hacer?

Pregunto su Angel, tomando la cintura de Alastor con sus brazos inferiores. El demonio radio rio un poco al sentir que su pareja ya no tenía ninguna clase de temor al tocar su cuerpo. Le podía permitir esa clase de confianza, porque si se trataba de él, era la única excepción.

Oh, cariño. El musical fue bastante. Superó mis expectativas. Aunque... Si, creo que debo darle una mano a Charlie para que no se vuelva loca con los documentos de cada residente.

Al escucharlo, Angel tomó una de sus mejillas y lo acarició suavemente con sus dedos. Alastor era consciente de que poseía una gran belleza, pero aún así, no podía dejar de admirarlo. Se miraron a los ojos, porque eran esa clase de momentos en los cuales no querían separarse. A veces solo se introducían en esa burbuja e ignoraban el resto del mundo, solo para apreciar los ojos y la sonrisa del contrario. La araña le sonrió mostrando sus dientes y posó sus manos en su pecho.

Don't call me angel [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora