37°

3.3K 412 81
                                    

Angel Dust estaba regado en su enorme cama del hotel, revisaba las conversaciones de su celular mientras borraba los números que ya no le servían y los varios contactos que aún poseía de Valentino. Suspiró, cerró los ojos y dejó el aparato a un lado. Sus pensamientos referidos a ese tema ya ni siquiera eran un problema. Solo podía pensar en Alastor y pedir en su interior que todo saliera bien, que volviera sano y salvo y, sobre todas las cosas, que no haya comenzado una tercera guerra mundial allá arriba.

Era raro sentir que lo extrañaba porque eso no le pasaba con nadie. Ver a lo lejos aquel asiento en el que solía reposar mientras bebía algo o simplemente se le quedaba mirando con una sonrisa tranquila... ¿Qué tan lejos podía llegar el afecto que sentía por él? ¿Por qué sentía que esos sentimientos estaban creciendo más y más, sin control alguno? Era tan peligroso. Pero el alivio de ser correspondido lo respaldaba, de a poco comenzaba a sentirse seguro y de soltar esas inquietudes respecto a su relación.

Escuchó la interferencia de radio y se sentó de inmediato en su lugar, porque Alastor estaba emergiendo de las sombras desde un rincón de su habitación. Cuando terminó de aparecerse y el humo negro se difuminó, Angel saltó de su lugar y corrió hacia él para capturarlo entre sus brazos y aferrarse con mucha fuerza a su cuerpo.

¡Daddy!

Reaccionar así lo hacía sentir un total desesperado, pero no podía evitarlo. Había vuelto y estaba a salvo, no había cometido ninguna absurda locura, estaba entre sus brazos, sentía y disfrutaba de su calor, de su aroma y de su piel. No quería soltarlo, no quería que se fuera de nuevo. Alastor rio un poco y lo abrazó de la cintura, lo acarició y alzó la mirada para verlo a los ojos.

¿Me extrañaste, dulzura?

Tomó su mentón con sus garras y le sonrió con vibras positivas, tener a Angel entre sus brazos también lo ponía de buen humor. La araña asintió y marcó una sonrisa muy alegre, todo lo que tenía que ver con extrañarlo y sus emociones llegaban a ser sentimientos y necesidades mucho más fuertes que el tener sexo con él. Era su primera relación en el infierno y que el sexo no fuera lo primordial le resultaba algo nuevo, como también le resultaba nuevo que el sentir una caricia y recibir unas palabras dulces le fueran suficientes para sentirse bien y completo.

No quería que te volvieras loco y mataras algunos ángeles. Hubiera sido otra guerra. Pudieron pasar tantas cosas.

Alastor picó su mejilla y no dejó de sonreírle, se enterneció por sus lindas palabras. Nadie se había preocupado de esa forma por él, en ninguna parte ni bajo ninguna clase de circunstancia. Tener a alguien que lo esperara resultaba algo nuevo pero era todo, menos desagradable.

Que lindura, estabas preocupado por mi.

Se acercó para besarlo, tomó su rostro con sus dos manos al mismo tiempo que Angel le correspondía cerrando sus ojos y envolviendo su cintura con sus brazos inferiores. No había ido al paraíso con él, pero sentía que Alastor había traído un pedazo de cielo, ¿O estar entre los brazos del demonio radio se sentía como el paraíso? Si, así se debía sentir. Se separó y le rodeó el cuello con sus brazos delanteros, sin dejar de sonreírle muy apegado a su cuerpo.

Lo estaba. Porque eres impredecible.

¡Lo soy! De hecho, tengo una nueva misión ahora mismo luego de la pequeña reunión con Lucifer y esos ángeles.

Comenzó a comentarle el ciervo, mientras llevaba a Angel hacia la cama y lo sentaba sobre sus piernas. El arácnido se sonrojó apenado por el repentino gesto y por la facilidad en la que Alastor podía levantar y manejar su cuerpo por lo liviano que era. Además... era la primera vez que se sentaba en su regazo sin ninguna intención sexual. Se sentía lindo viniendo de su parte, volvió a rodear su cuello y bajó la mirada algo tímido. De verdad se sentía como una niña sin experiencia en nada, porque de hecho casi nunca había recibido esos tratos por parte de clientes, la gente se lo cogía rápido y el cariño no tenía lugar en su trabajo. Lo más seguro era que Alastor tampoco tuviera esa clase de experiencias, pero él nunca se veía inseguro, todo lo contrario.

¿Misión?

Murmuró sin dejar de mirarlo a los ojos, Alastor asintió, acariciando sus suaves muslos con su mano y apreciando su piel tan fina y delicidada. A pesar de estar hablando de algo diferente, el lenguaje corporal que manejaban se volvía cada vez más cercano y sensitivo. Cuando estaban juntos era muy difícil que el demonio radio no terminara tomando su cuerpo de cualquier forma, como si sus garras hubieran sido creadas para acariciar y frotar cada centímetro de Angel.

Si, me vas a ayudar. Necesito que mucha gente venga al hotel para rehabilitarse de verdad.

La araña se quedó pensando, esa causa de la que tanto hablaba Charlie debía hacerse realidad por alguna razón que desconocía. Se rio algo cruel segundos después, porque le parecía bastante estúpido luchar por algo que no tenía sentido.

Tú no crees en esas mierdas. Bueno, yo tampoco.

Alastor le sonrió de la misma forma cruel. Nadie tenía esperanza en relación al propósito del hotel. Pero ya no se trataba de si había que creer o no, en ese momento era una medida desesperada para poder evitar que millones de almas fueran aniquiladas. Y por más ridícula que fuera la causa de Charlie, debían intentar con fuerza que funcionara.

Si no lo hacemos, habrá dos exterminios por año, la sobrepoblación aumenta al pasar las décadas. ¡Oh, tanta avaricia y tantos pecadores!

Dramatizó el ciervo fingiendo total preocupación. Rodó los ojos hacia un lado, mientras se volvían rojo fuego y le sonreía con astucia a su pareja.

Pienso que el internet lleva por el mal camino a la gente, es mi teoría.

Mencionó pensando en voz alta con una tierna sonrisa. Angel se rio en respuesta, mientras empezaba a plantearse en serio la verdadera causa por la cual debían traer a más residentes al hotel con auténticas ganas de redimirse. Él no era el caso, pero existían muchos casos aislados, situaciones y motivos por los que de seguro muchas almas quisieran una segunda oportunidad. De ahí a la práctica era otra cosa porque las intenciones no serían suficientes. Pero debían hacer el intento al menos.

Entonces... Debemos traer personas que de verdad estén interesadas. Mmm, bueno, voy a ayudar. Quizá conozca gente.

Pensó en Cherri, pensó en muchos demonios que en situaciones terrenales fueron sometidos a situaciones injustas y crueles que terminaron por llevarlos al suicidio, o al matar por supervivencia propia. Si, si lo analizaba de esa forma, existía mucha injusticia en las extrañas leyes y códigos éticos entre el infierno y el paraíso como para juzgar quien era digno y quién no de ascender o descender. Y había muchos demonios que no merecían terminar en el infierno.

Don't call me angel [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora