El menor se encontraba moviendo sus piernas mientras estaba sentado en la amplia isla de la cocina que observaba cómo su acompañante cocinaba junto con una copa de whiskey a su lado al que iba dándole sorbos poco a poco.
Hyuk Jae pasó las yemas de sus dedos alrededor de la copa mientras se relamía los labios con mucha tentación de beber un poco de ella. La cocina estaba iluminada por la luz de la luna que entraba por el gran ventanal de la cocina. Los únicos sonidos que rellenaban la sala eran los de la comida preparándose.
—Pensaba que querrías tomar aquel vino tinto que te traje de Italia para la cena...
La suave voz de Hyuk Jae sacó a Hee Chul de la ensoñación. Estaba tan concentrado en cocinar su cena de aniversario que no se había percatado de que él estaba en la misma sala que él. Decidió acercarse con su copa hasta el menor y colocarse entre ellas. Mientras le miraba a los ojos acercó la copa hasta sus labios regordetes.
Los labios de Hyuk Jae aceptaron el alcohol y empezó a beberlo despacio. El pensaba que le daría un trago corto y dejar el resto para la cena, pero no fue así. Hee Chul siguió ofreciéndole la bebida hasta el punto en el que se derramase por su pecho y torso.
—Pero... ¿Por qué has dejado que se derrame...? —Hyuk Jae preguntó con algo de confusión mientras se retiraba el líquido de sus comisuras y mentón.
Sin responderle nada, Hee Chul empezó a lamer despacio el whiskey que caía por su cuello provocando suspiros a Hyuk Jae. Una vez terminó empezó a abrirle los botones de la blanca y manchada camisa que llevaba para proseguir por su pecho. Al abrirla, pudo ver sus preciosas clavículas humedecidas y con el fuerte aroma de la bebida. Sus ojos lujuriosos se iluminaron y se mordió el labio inferior. Tal vez el alcohol que había injerido previamente comenzaba a hacerle efecto, pero ese cuerpo despertaba mucho deseo en su interior. Mucho más deseo que cuando vertió chocolate o nata.
Miró a su novio antes de acercarse y empezar a lamerla despacio. Las piernas de Hyuk Jae temblaban ligeramente y su cuerpo se estremecía por el frío. Pasó la lengua con mucha parsimonia sorbiendo el líquido con mucho detenimiento. No tenía prisa, la noche acababa de empezar.
Con la misma lentitud empezó a bajar hasta sus rosados pezones los que chupó y lamió hasta que no quedase ni una gota. Se relamió los labios despacio y posó sus manos en la cintura para acercarle más. Hyuk Jae rodeó la suya con las piernas después de que el mayor se acomodase entre ellas.
—Creo que la cena puede esperar... No estás muy hambriento, ¿verdad que no...? —preguntó Hee Chul mientras metía las manos por dentro de su pantalón y acariciaba mientras le masajeaba el culo.
—Digamos que... Ahora tengo hambre de otra cosa... Y prefiero que esa sea saciada antes...
Hyuk Jae tensó un poco las piernas para apretar la cintura de Hee Chul y reducir la mínima distancia que quedaba entre ellos dos. Sus miembros que empezaban a despertarse se apretaron el uno al otro y Hee Chul apagó el fuego de la cocina para que la comida no se quemase y poder encender otro que calentase sus cuerpos y el ambiente de sonidos obscenos.