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Hee Chul recostó a su pareja, Hyuk Jae, sobre el colchón. Estaba decorado con unas suaves sábanas de franela de color carmesí que contrastaban con la blanca, dulce y nívea piel de él.

Hyuk Jae entreabría sus rojizos y gruesos labios dejando que algunos suspiros saliesen. Con lentitud se acarició su propio pecho hasta que llegó a sus pezones. Mientras se mordía el labio empezó a apretarlos.

Hyuk Jae sabía que de esa manera excitaba mucho a su novio. Hee Chul, qué no le quitaba la vista de encima, acariciaba su pecho. Poco a poco las manos de Hee Chul fueron bajando hasta encontrarse con su entrada. Hizo que le lamiese los dedos antes de empezar a introducirlos lentamente. Una vez dentro, lo suave quedó atrás y los fue moviendo rápidamente y con brusquedad, presionándole la próstata y frotándola con los dedos.

—Hee Chul... Te necesito... Joder...

El cuerpo de Hyuk Jae se tensó mucho y también arqueó mucho su espalda. Su cuerpo temblaba sin parar y sus manos se aferraban con fuerza a su espalda. Estaba recibiendo muchísimo placer en su próstata.

Hee Chul sonrió con mucha malicia mientras le enseñaba sus afilados colmillos, muy sediento de probarle y él con infinitas ganas de estrenar su cuello, llenar de marcas su blanco lienzo y explorar con mucha calma cada curva de su bello cuerpo.

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