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Hee Chul oprimió el botón nuevamente subiendo el nivel de las vibraciones de aquel objeto que tenía su pareja en el interior desde hacía media hora.

Él se retorcía por el placer en aquel centro comercial. Tenía que ahogar toda clase de sonidos que podrían salir por su boca, no quería que fuesen descubiertos. Nunca llegó a pensar que hacerlo en un sitio público sería tan excitante.

Hyuk Jae disimulaba muy bien los movimientos, pero ya no podía aguantar más, ya estaba a su límite. Le necesitaba dentro lo más rápido que pudiese. Con mucha fuerza le agarró de la mano guiándole hasta el baño más cercano que encontró y se encerraron en uno de los cubículos.

—Fóllame, márcame, hazme tuyo, te lo suplico —murmuró con desesperación y mirándole a los ojos.

Hee Chul sonrío con picardía colocándole contra la pared de espaldas para luego bajar sus pantalones y retirar el vibrador.

—No puedo negar lo sexy que te ves suplicándome porque te rompa el culo y lo delicioso que te veías retorciéndote de placer —dijo contra su oído con un tono muy bajo al mismo tiempo que sacaba su miembro erecto para metérselo directamente y haciéndole gemir por todo lo alto—. ¿Te gusta, fresita mía? —murmuró con una pequeña sonrisa embistiéndole con fuerza creando fuertes sonidos que se combinaban con los gemidos en aquel espacio restándole importancia a todo lo demás.

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