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Un poco, sabía perfectamente que apenas faltaba un poco más para que Hyuk Jae pudiese liberar ese orgasmo que tanto había estado esperando. Las insistentes estocadas contra su próstata eran un buen complemento a las duras succiones que sus hinchados y sensibles pezones estaban recibiendo. Las manos de Hee Chul estaban sosteniendo los costados de sus caderas. Sus pulgares presionaban en círculos las partes que se marcaban más, como los huesos de su pelvis.

Esa estimulación hacía que su espalda se encorvase buscando mucho más contacto. Su boca completamente abierta y sus ojos llorosos con lágrimas de placer cayendo sobre la almohada. Definitivamente Hee Chul sabía cómo tocarle para hacerle delirar por el placer. Los jadeos y los leves gruñidos de Hyuk Jae comenzaron a ser cada vez más repetitivos y graves.

Una mano fue a su nuca y atrapó sus labios en un profundo e intenso beso. A Hee Chul le encantaba cuando Hyuk Jae ahogaba los gemidos contra su boca, era mucho, mucho más excitante. La cama comenzó a rechinar con fuerza contra la pared. Hyuk Jae tuvo que separarse del beso, no podía resistir querer gritar. Sus gritos y los gruñidos eran los únicos sonidos que llenaban la habitación.

El goteo de las pieles solo era un sonido de desesperación, el orgasmo de ambos estaba cerca, solo necesitaban un poco más. Se miraron a los ojos y fue cuando Hyuk Jae acompañó sus fuertes embestidas con movimientos rápidos de cadera, haciendo que fuera más profundo, más delicioso, mucho más íntimo.

Pocos minutos pasaron cuando Hee Chul sentía cómo los músculos de su pene se contraían, después de un par de embistes más y dejando salir su caliente semen que llenaba por completo a su pareja. A los escasos segundos, Hyuk Jae llegó también y manchó por completo a ambos. Los dos chicos temblaban sin parar. Sus cuerpos estaban muy sensibles y agotados ya que aquel movimiento constante había durado cosa de dos horas. Unas sonrisas complices decoraban sus rostros.

Sus frentes estaban juntas, apoyadas la una sobre la otra y el hormigueo no cesaba en sus extremidades. Fue en ese momento cuando el móvil de Hyuk Jae empezó a sonar. hizo un amago de querer cogerlo, pero Hee Chul fue mucho más rápido y le cogió de la mano entrelazando los dedos con ella y apoyándola una vez más sobre el colchón, hasta que la llamada se cortó. Hyuk Jae hizo una pequeña mueca con sus labios. Sabía que haciendo eso, podía conseguir que Hee Chul hiciese todo lo que él quería y más. Sus pucheros eran una de sus mayores debilidades.

-Déjame contestar, seguro que es él...

Al ver aquel puchero tan pronunciado junto aquellos ojos de cachorrito que le estaba haciendo no pudo hacer otra cosa que asentir y soltarle la mano. Suspiró con fuerza y le pasó su móvil, para después tumbarse a su lado y quedarse en silencio y con los ojos cerrados. Hyuk Jae se aclaró la voz y respiró profundamente antes de llamarle esta vez.

-Jong Hoon...

Los movimientos de Hee Chul fueron casi automáticos, se levantó de la cama y se dirigió hacia donde toda la ropa que habían tirado por el suelo estaba. Se vistió con calma mientras que escuchaba la conversación que su amante estaba teniendo con su pareja. Hee Chul solo se concentraba en el tono terso de la voz de Hyuk Jae a la vez que acomodaba la tela sobre su cuerpo. De vez en cuando le miraba con una sonrisa suave, su rostro había cambiado ligeramente. Antes de la llamada estaba mucho más tranquilo y sereno, sin embargo ahora estaba algo tenso e incómodo.

Un "adiós" no fue necesario, ni un beso de despedida o un abrazo como una muestra de cariño, un simple "vete" por parte de Hyuk Jae le hizo reaccionar haciendo que se marchase lo más rápido posible. Con un nudo en la garganta y su mandíbula tensa juró que esa sería la última vez que le llamaría para que se metiese entre sus piernas, mintiéndose descaradamente a si mismo. Hee Chul le tenía en las palmas de sus manos, y él no podía hacer nada para poder cambiar eso. Tampoco es que quisiera hacerlo.

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