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La galería de arte ya estaba por llegar a su hora de cierre y Hee Chul se disponía a vigilar que nadie se había quedado escondido entre las salas que le había tocado supervisar. El director no lo sabía, que la exposición que había por el momento la había hecho su novio y que eran retratos de él.

Mientras paseaba se quedó mirando todas y cada una de los  cuadros y esculturas que había hecho. Sus orbes no se despegaban de las obras y su mente estaba en otra parte. No podía evitar pensar y recordar cuando estaba posando para él. Las manos de su novio también acariciaban su cuerpo para tener mayor detalle en lo que plasmaba.

Unos delgados brazos le rodearon la cintura y unos suaves labios que ya conocía empezaron a besarle el cuello con suavidad. Cerró los ojos y dejó que su pecho se apoyase en el del su chico disfrutando de sus aterciopelados labios.

—¿Ahora me crees cuando te decía que eras lo más precioso que había visto en mi vida...? He visto como muchos se han quedado mirando...

Hee Chul se acercó al lóbulo de su novio y empezó a mordisquearlo con suavidad. Las piernas de Hyuk Jae temblaron y se estremeció haciéndole suspirar su nombre.

—Tú has sabido plasmar e incluso mejorar mi rostro y cuerpo...

—No digas tonterías... Solo he plasmado lo que he visto... No he hecho ninguna mejora... Eso que ves ahí... Es lo que eres tú...

—Así que... Has dicho que alguno se ha quedado mirándome... —Hyuk Jae asintió lentamente y le enseñó más el cuello mientras entrecerraba los ojos.

—Sí... Al principio me he sentido un poco celoso. Algunos te miraban con tanto deseo... Pero luego recordé que ellos solo te miran y te ven en pintura... Mientras que yo puedo tener tu cuerpo... Y hacer pinceladas con mis labios sobre este único lienzo...

Una de sus manos bajó despacio hasta su entrepierna y la acarició con cuidado mientras que con sus labios dejó una pequeña marca en su cuello entre los jadeos de su novio.

—Creo que... Deberíamos ir... A un lugar más apartado... —jadeó Hyuk Jae mientras sentía que sus chupetones empezaban a hacerle efecto.

—Oh... —sonrió con malicia—. Pero estoy de guardia... Se supone que no me puedo ausentar a mi turno...

—¿Y vas a hacerme esperar después de haber estado jugando de esta manera...?

—Se supone que no deberías de estar aquí ahora... El museo está cerrando ya...

Hyuk Jae se sonrojó y asintió. Él tenía razón, se suponía que nadie ajeno al personal del museo debería de estar ahí.

—Entonces sí que voy a tener que esperar...

—Solo unas horas... Hasta que venga el otro vigilante... —Hee Chul le dio un azote después de agarrarle la nalga con suavidad y se acercó de nuevo a su oído— Ya sabes dónde esperarme...

ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora