Era pleno verano en Seúl. Cuando le dijeron a Hyuk Jae que tendría que estar todo el verano trabajando en su oficina por poco no le dio un síncope. Solo de pensar el trabajo que se le venía encima ya le hacía marearse.
Cómo iba a estar tan ajetreado, decidió disfrutar de su último día de libertad y salir a la orilla del río Han. Pasó por una cafetería a pedirse un americano con hielo, el único tipo de café que le gustaba, y se sentó a mirar el paisaje debajo de la sombra de unos árboles. A pesar del calor a la sombra y con el americano estuvo muy a gusto.
Mucha gente había tenido la misma idea, así que junto al río se encontró con varios grupos de adolescentes y más gente sola desperdigada. Se puso las gafas de sol y se dedicó a admirar a todos los que estaban cerca de él.
No se dio cuenta de que había pasado el tiempo muy rápido y que la gente que iba sentándose a su lado empezaban a traer comida para hacer un picnic. Su estómago gruñó al ver la comida. Después de tirar el envase de su café, decidió ir a una tienda que vendía comida preparada y volvió a su sitio. No quería irse a casa todavía. Estaba muy cómodo.
Al regresar de la tienda se dio cuenta de que una pareja se había situado en su ángulo de visión, alejados, pero no lo suficiente. De hecho, los chasquidos de sus besos son los que le hicieron alzar su mirada de la comida para mirarles a ellos.
Se tocaban como los adolescentes que hace aún muy poco que fueron, uno de los chicos a horcajadas sobre el otro. ¿No había otro sitio? ¿Tenían que ir a pegarse a él?. Hyuk Jae se sintió enfadado, aunque ese enfado estaba disfrazado en envidia.
Ajenos a sus pensamientos y a Hyuk Jae ellos seguían con sus besos y sus magreos que, a su pesar, le iban excitando. Él tenía la posición perfecta para observarles sin que se notase lo que estaba haciendo, la comida era la excusa perfecta para simular que estaba en otra onda.
Después de mirarles durante un largo rato, se da cuenta de que no son tan jóvenes como le parecieron en un primer vistazo. Las manos de ambos iban más lejos de la azorada incursión bajo las camisetas que ya le parecería algo muy arriesgado.
Sin agudizar tener la necesidad de agudizar el oído, Hyuk Jae escuchó perfectamente el sonido de una cremallera al abrirse. Se mordió el labio inferior al oír un sonido de plástico abrirse.
Hyuk Jae tenía una peli porno improvisada delante de sus ojos y no sabía qué hacer. La verdad es que le excitaba mucho observar esa pasión tan cerca. ¿Sería justo eso lo que buscaban, que les vieran? ¿Les excitaba más saber que alguien les estaba observando? Si la respuesta a esa pregunta era sí, él no iba a romper esa fantasía.
Verles a ellos dos le traían a la memoria recuerdos de cuando él y su pareja vivían juntos. Hacía muchos meses que no le veía porque por motivos del trabajo, Hee Chul se tuvo que mudar a Japón.
Hyuk Jae se encontraba sentado con las piernas cruzadas y con una camiseta ancha. Por la amplitud de las prendas tenía mucho margen para poder tocarse sin que se notase. Con mucho disimulo, empieza por rozarse el pezón derecho sobre la camisa, y se endurece tan rápido como intuye que lo hace la anatomía del chico entre las manos de su acompañante.
Volcado sobre él, se escondió a sus ojos la mejor parte, pero era imposible no excitarse con besos tan intensos y la certeza de que le estaba masturbando. Intercambiaron susurros ininteligibles y risas ahogadas además de gemidos leves.
Hyuk Jae tenía la intención de bajar la mano hasta el pantalón, pero no se atrevió. Podría haberlo hecho sin ningún problema ya que a su alrededor él se encontraba solo. Prefería centrarse en que pudiese almacenar toda esa escena y poder terminarla una vez llegase a su casa y pudiese estar en su intimidad.
Sin embargo, al que se encontraba abajo se le escapó un gemido profundo lo que hizo que su miembro se endureciese más y suplicase por un poco de atención.
Sacó su móvil del bolsillo y decidió llamar a su novio. Hee Chul le respondió a los pocos segundos y Hyuk Jae le contó lo que estaba viendo.
—Oh, bueno en ese caso... Tienes una pequeña sorpresa esperándote en casa...
Hee Chul siseó y colgó la llamada. Hyuk Jae se levantó corriendo y se terminó la poca comida que le quedaba para volver a casa. Al llegar, se encontró con su novio vestido solo con una lencería translúcida y bailando con el lento ritmo de una canción erótica que llenaba el ambiente.
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