Hee Chul sentó a Hyuk Jae sobre su regazo. Hyuk Jae estaba completamente sonrojado junto con sus nervios disparados en sus piernas. A Hee Chul le causaba placer ver cómo Hyuk Jae no podía siquiera mantener su mirada, como buscaba con desesperación ver otra cosa que no fuesen sus ojos.
Esa inocencia y timidez de Hyuk Jae provocaba mucha excitación a Hee Chul ya que era el único que podía ver esa faceta y ese comportamiento de él. Ante los ojos del resto él no era así.
Las manos de Hee Chul estaban sosteniendo la cintura de Hyuk Jae. Esas manos que con mucha lentitud iban bajando deslizándose hasta sus caderas para poder levantar la falda que llevaba puesta y así poder apretar su pequeño culo con ambas manos y disfrutar de aquella sensación de escucharle gemir a escasos centímetros de su rostro.
—Eres tan precioso, Hyuk Jae...
Hee Chul susurró con con aquella gruesa voz que hacía que tuviese escalofríos, dando un salto en cuanto sintió sus gruesos dedos moverse y acercarse a su zona baja, casi en su entrada apartando la braga que estaba cubriéndolo.
—Exageras... —negó jadeando y con la respiración irregular—. No... No lo soy...
—¿Sabes qué...? —pegó un tirón en su cadera con la mano que tenía libre para acercarle más a su cuerpo hasta que les juntó completamente.
—¿Qué...? —Hyuk Jae entrecerró un poco los ojos al sentir que su dura entrepierna se había apegado a la de Hee Chul.
—Me encantaría... Ver tu rostro contraído en placer cuando entre de verdad en ti...
Continuó Hee Chul con mucha calma a pesar de que el tomo que estaba utilizando era más lascivo y sensual que tranquilo. Hyuk Jae le mordió el labio inferior con algo de fuerza cuando sintió que uno de los largos y finos dedos de él entraba sin previo aviso en su entrada.