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Hee Chul estaba encima de Hyuk Jae haciéndole un pequeño masaje después de que volviese a casa de un largo día de trabajo. Bajó por toda su espalda sin tocarle los omóplatos para inclinarse y susurrarle al oído.

—Tranquilo cariño, te haré sentir mejor en breves.

Dejó un beso pequeño en el lóbulo de su oreja para bajar su pantalón junto a la ropa interior dejando su trasero al aire. Colocó un poco más de aceite en sus glúteos masajeando desde los muslos hasta la espalda bajando nuevamente. Sus dedos se colaron en su entrada haciendo pequeños movimientos circulares.

Hyuk Jae soltó un pequeño jadeo abriendo sus piernas por inercia, dándole más espacio a Hee Chul. Relamió un poco sus labios y disfrutó de aquello. Alzó un poco su cadera, Hee Chul sonrió al ver eso para meter los dedos dentro de su entrada y hacer movimientos suaves. Sus jadeos aumentaron cada vez que él movía los dedos más profundo. La cadera empezó a moverse deseando más.

—¿Quieres que te rompa el culo de una vez por todas, cariño?

Hyuk Jae asintió y fue empujado lentamente hasta que quedó tumbado en la cama. No hizo falta mucha más estimulación. Hyuk Jae con mucha impaciencia posó las manos en el culo de Hee Chul nada más se colocó entre sus piernas para empujarle dentro sin siquiera usar el lubricante.

Hee Chul empezó a embestirle con fuerza mientras enredaba los dedos entre sus mechones y dejaba su cuello lleno de marcas por los chupetones que le estaba haciendo. Hyuk Jae gritaba sin parar, su cuerpo entero era movido por su novio cada vez más rápido, más duro, más intenso.

Al finalizar la noche, llegaron a cuatro orgasmos en total. Ambos estaban al borde del colapso, habían sido muchos en muy poco tiempo.

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