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Ambos vestían trajes caros a simple vista. Eran tan elegantes como los que las demás personas del lugar llevaban. Aquel pub era muy prestigioso en la ciudad, la calidad de sus fiestas, las bebidas, los bailes y la música no tenían nada que envidiar a cualquier otro.

-Hoy estás increíble -le alagó Hyuk Jae mientras le agarraba una de las manos para hacerle girar y poder verle de cabeza a pies.

Nunca pensó que verle vestido con aquel traje pudiera alterarle de la manera en la que lo estaba haciendo en ese momento. La música del local estaba muy alta, era una combinación extraña que ninguno de los dos podía cambiar. Sin embargo, con unos tragos de más la música era lo que menos les molestaba.

Sus cuerpos se movían al compás, estaban muy juntos, prácticamente pegados. Hee Chul movía sus caderas contra el cuerpo de él. A su vez, Hyuk Jae presionaba su culo sin dejar de sonreírle con picardía, estaba encantado.

Al terminar la bebida que habían pedido olvidaron todo lo que les rodeaba, solo les importaba la persona que tenían enfrente. Juntaron sus bocas en un caliente beso en sincronía. El beso empezó lento y preciso, tal y como los dos habían calculado y deseando desde el primer momento en el que habían puesto un pie en aquel pub.

La temperatura corporal de ambos aumentó considerablemente y sentían que la ropa les empezaba a faltar. De los labios de Hee Chul salió un suave gemido que solo él pudo oír cuando sintió la roce de ambas entrepiernas. Con mucha lentitud fue arrastrado hasta una pared donde los besos traviesos empezaron a viajar por diferentes partes de su cuerpo que el traje dejaba a la vista.

Mientras Hyuk Jae hacía eso, Hee Chul se encargó de desatar su corbata y los tres primeros botones de su camisa. Los dos sabían dónde se dirigía lo que destinaba a ser una larga y apasionada noche.

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