🌕Capítulo 29 (2/2)

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>Segunda parte<

Los días pasaron. Sabía que tenía que convertirme en su amigo y lograr que fuera a mi departamento para que ahí, pudiera matarlo.

Era apresurado, era consciente de ello, pero estaba seguro que era él; y el solo pensar que tal vez ya tenía en la mira a alguien más para matar... el asco y la ira que tenía sobre él crecía cada vez más. Tenía que acabar con él de una vez por todas.

Era viernes y el profesor de biología nos había dejado salir muy tarde porque a un imbécil se le ocurrió hacerle una broma de mal gusto. Cuando salí de la escuela, estaba decidido a ir a mi departamento, entonces para mi sorpresa lo vi.

Matías estaba en la esquina de la preparatoria, tratando de llamar a alguien por el teléfono público, pero al parecer no funcionaba. No dudé en acercarme a él.

—¿Mal día?

Volteó a verme algo sorprendido.

—Algo así. Olvidé las llaves de mi casa y traté de hablarle a mi hermano, pero el teléfono no sirve y por la hora no hay nadie en mi casa quien me pueda abrir —vi su cara llena de frustración y yo reprimí una sonrisa de satisfacción al saber que esta era mi oportunidad.

—¿Por qué no vas a mi casa?—solté de repente. Al principio dudó, no obstante, al insistir demasiado, logré convencerlo.

Al llegar a mi departamento, empezó a hacerme preguntas respecto a mis padres y el hecho de que me hubieran dejado vivir solo. Le respondí con mentiras claro está, luego escuchamos algo de música y no podía creer que hasta en eso tenía malos gustos. Era increíble que no le gustara AC/DC, aunque no me quejaba con Queen.

Poco después, nos dirigimos a la cocina para que hiciera la lasaña. Seguimos platicando, le hice preguntas como el hecho de que su acento fuera diferente. Me respondió de una forma muy lógica, sin embargo, era probable que estuviera mintiendo. Aunque eso no importaba a estas alturas, cuando en unos minutos estaría muerto en el suelo de la cocina.

Aun así, quise una vez más darle una señal que sólo un brujo sabe, para que al fin me dijera en la cara que él era un Warlock, o volviera a fingir que no capta todas las señales que le he dado hasta ahora.

En la licuadora puse todos los ingredientes para la salsa de jitomate sólo que le añadí un pedazo de alga mientras él me veía. Si él hubiera sido un humano, ni siquiera hubiera dejado que me viera hacer eso, pero sabiendo que él era un Warlock, no había problema.

—No soy un gran cocinero, pero estoy bastante seguro que la lasaña no lleva alga—arrugó su frente, confundido.

¿Qué quería probar al decirme eso?

No era que las algas le dieran un sabor especial. Cualquier habitante de Demerth, criatura o monstruo sabe que si no ingiere Chlorophyta (alga verde) por lo menos dos veces al día, no podría respirar el oxígeno que hay en Clovek y por ende moriría. Era algo demasiado obvio.

Estaba empezando a creer que este chico niega aceptar que es un Warlock o es una "estrategia" para que no sepan que él es uno. La segunda opción era estúpida, no obstante, no podía comprender otra cosa en ese momento.

—Es para darle sabor— le dije. —Sabe bien.

Entonces, decidí que era momento de hacerlo. Saqué del refrigerador una botella de vino la cual le había puesto una poción, que hacía que quien la tomara (a excepción de mi) se durmiera en pocos minutos.

Le ofrecí una copa a Matías quien gustoso aceptó y se tomó el vino. No tardó mucho en quedarse dormido.

¿En serio no sospechó que pudiera hacer eso? Para ser un psicópata es muy idiota.

Mi Novio Es Un Brujo (Warlock) /Gay ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora