🌕Capítulo 40: Los Wilde

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Matías

—¿Cómo sabe eso? — le pregunté aturdido. — ¿Conoció a mis padres?

—Abue, ¿conoció a los Wilde? — sorprendida, Caroline tocó su hombro para que la volteara a ver.

Sin decir nada, ella nos indicó a todos pasar, nos fuimos al comedor y nos sentamos en la mesa, yo junto a ella.

—Conocí muy bien a tu madre, Lucille Wallach, porque fui Sanadora de su familia por varios años —empezó a contar. — Tu madre era una Warlock que provenía de una familia que en su tiempo fue una de las más poderosas en Demerth, hasta que cayó en bancarrota. Ante esto, el señor Wallach vio como única forma de salvar lo último que quedaba del patrimonio familiar, que ella se juntara y viviera como la mujer del hijo mayor de la familia Wilde (otra familia poderosa).─ Frederic Wilde, tu padre─ para así crear una alianza, que generaría prestigio en la sociedad.

"Esta unión era un arreglo, todos lo sabían porque era una gran probabilidad que ellos jamás sintieran atracción el uno por el otro, ya que ambos eran Warlocks. Sin embargo, desde el momento en que Lucille y Frederic se conocieron por primera vez, inexplicablemente hubo una atracción entre ellos tan fuerte que en poco tiempo se enamoraron. Por lo que, sin objeción, aceptaron juntarse y días después decidieron pedirle a La Madre Naturaleza unir sus almas. Algo que ella aceptó."

Nadie hablaba mientras la abuela Abby contaba la historia. Sin buscarlo, al fin había conseguido saber más sobre mis padres biológicos.

—Al pasar dos años supieron que era momento de transmitir su amor a alguien más. Querían un hijo. Lo que fue muy difícil. — Hizo una expresión triste y soltó un suspiro. ─ Si supieras todas las veces que lo intentaron y tu madre no podía quedar embarazada. Todas las veces que se desahogó conmigo y que cada día que pasaba, las esperanzas de tener un bebé se iban extinguiendo. Varios veranos pasaron hasta que La Madre Naturaleza se apiadó de ellos y al fin lograron tener un hijo, al que nombraron Matthew— me sonrió y con ternura acarició mi cabello.— Un niño muy sano que heredó casi todos los aspectos físicos de su padre a excepción de los ojos. Esos los heredó su madre.

Hizo una pausa.

—Parecía que todo iba muy bien con esta familia, hasta que algo ocurrió. —Arrugó su frente— algo te empezó a ocurrir.

—¿Qué me pasó?

—Inexplicablemente empezaste a crecer muy rápido. Cuando cumpliste un año parecías y te comportabas como un niño de dos años, y con el tiempo rápidamente creías más y más; sin contar que desde que naciste, tus padres no percibieron tu magia. —Algo que se percibe en un niño brujo desde que se nace— ...era como si no fueras un brujo.

Entonces, era cierto lo que Caroline un día me dijo sobre mi edad. Acertó con su teoría, realmente tengo 9 años en Demerth. Maldita sea, me siento un niño sobredesarrollado.

—Preocupados, tus padres decidieron acudir a mí para saber si sufrías alguna enfermedad; no obstante, no pude encontrar nada malo que perjudicara tu salud. Aunque sí me percaté de algo inusual

—¿Qué? — preguntó Deion intrigado con la historia, como todos en realidad.

— Matthew tenía características propias de un humano— volteó a verlo. — Y lo pude confirmar por la forma en la que crecía y el hecho de no percibir ningún tipo de magia a pesar de que todavía no tenía su don. Yo lo sé... ¿Un hijo humano de dos padres brujos? Eso no suele pasar, no obstante, así era y no había explicación para ello— su mirada regresó a mí.— Aun sabiendo eso, a tus padres no les importaba si su hijo tenía poderes o no, sino que lo más apreciado para ellos viviría tan poco tiempo a diferencia de los demás niños de su edad. Ante esto, decidieron disfrutarte lo más que pudieran. El problema fue que al poco tiempo presentaste dificultades respiratorias; no podías respirar el oxígeno de Demerth y a pesar de que te daban Morlief, el efecto de la sustancia duraba muy poco.

Mi Novio Es Un Brujo (Warlock) /Gay ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora