<Adios>

1.3K 105 22
                                    

Pov Natsu

Y tal cual vino. Acnologia se fue, dejando a Lucy desmayada en el suelo. No podía ver su rostro, ni si estaba más herida o no.

Solo sabía que quería ir y ayudarla, pero yo estaba detrás de mi padre y éste no me permitía ir a por ella ya que el quería preguntarme algunas cosas. Intenté dar un paso al frente pero rápidamente la mano de mi padre evitó que pudiera avanzar.

Natsu. Deja a Escanor — afirmó Igneel. Yo confundido no sabía a que se refería hacia que lo miré con confusión sin llegar a comprender todo su escusa.

Fruncí levemente mi ceño con algo de molestia y de disconformidad ante su decisión. No llego a comprender por qué él se está comportando de ésta manera.

— ¿Por qué debería — mi protesta fue interrumpida por mi padre el cual alzó su mano.

Y en ese momento pude ver cómo aquél dragón dorado se acercaba a Lucy, una sonrisa se dibujaba en su rostro y parecía estar enternecido al poder volver a ver a su hija.
Acercó su hocico hacia el rostros de ella y comenzó a acariciarla levemente, con cariño paternal

¿No lo entiendes Natsu? Escanor y su hija deben hablar, al igual que y yo — afirmó él con ese toque paternal tan típico suyo.

Yo entre cerré los ojos y bajé levemente mi cabeza. No me sentía enfadado, simplemente me sentía algo triste. Suspire aliviado, no se por qué me siento triste. Al fin he podido reencontrarme con mi padre.

— Es verdad — afirmé con una leve sonrisa en mis labios. Alcé mi cabeza y le sonreí a mi padre el cual de igual manera me sonrió al mismo tiempo que él se cruzaba de brazos — al fin te he podido encontrar Igneel ¡podemos volver a estar juntos! — dije con un brillo de esperanza en mis ojos — ¡Podemos volver a ser una familia y

— Natsu — y de nuevo él volvió a interrumpirme. Su tono de voz era melancólico,  expresaba tristeza. Bajó levemente su cabeza — Eso no va a ser posible Natsu — dijo el con melancolía.

Yo me encontraba confuso, me coloqué en una posición seria y al mismo tiempo me crucé de brazos. Alce una de mis cejas con duda.

¿A que te refieres? — pregunte confundido.

Él solo soltó una leve risa y entre cerró los ojos mirándome directamente a los ojos con cariño pero con aquel brillo de tristeza tan poco común en el. Algo malo pasa y el no quiere decirlo.

— Natsu, no vamos a poder seguir aquí. Los dragones nos sellamos en los cuerpos de nuestros hijos. Por eso desaparecemos — dijo el con un tono triste.

De la nada sentí cómo mi corazón se estruja y cómo un nudo se hacía en mi garganta. Abrí mis ojos de par en par. Varias dudas inundaron mi mente, me siento triste, sorprendido y dolido.

¿Por qué hicieron eso?
¿Por qué nos lo ocultaron?
¿Que demonios está pasando?
¿Por qué lo hicieron?

pero... ¿Por qué? — pregunté atónito por aquella situación. Me encontraba desubicado y bastante perdida en estos momentos.

La dragon slayer del solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora