Capítulo 41 - ¿Manipulación?

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Fue un silencio pacífico y feliz, y odiaba romperlo, pero al final el timbre de un teléfono sonó rompiendo la complacencia, el sonido tan incongruente después de dos días de silencio que tardé un momento en entender lo que era.

Valentina se tensó debajo de mí y juró suavemente. Ella comenzó a moverse, pero cambié mi peso, deteniéndola.

-No-

Ella suspiró, y pasó su mano arriba y abajo por mi espalda.

-Lo siento, bebé, tengo que hacerlo. Debe ser algo en el set... la única forma en que podría convencer a Lynne de que me dejara tener este fin de semana es si le dejo saber dónde estaría y prometí entrar si me necesitaban. Ella es la única persona a la que le di a este número -

Me deslicé fuera de ella de mala gana y se levantó de la cama, y me dio una mirada compungida.

-Maldición-

Suspiré y rodé sobre mi espalda, escuchando los sonidos de la voz de Valentina, levantada ligeramente enojada, en la habitación de al lado. Dudé que estuvieran llamando para conversar sobre el clima; parecía que nuestro pequeño fin de semana estaba llegando a su fin incluso antes de lo esperado.

Suspiré de nuevo y salí de la cama, molesta por sentir una punzada de alivio por la reacción de Valentina al decirle que la amaba. Jesús, yo era una gallina.

Unos minutos más tarde, después de usar el baño y ponerme algo de ropa, encontré a Valentina en la cubierta trasera, con el teléfono todavía en la mano, mirando pensativamente el agua. Caminé detrás de ella y pasé un brazo alrededor de su cintura, cepillando el cabello de su cuello con mi otra mano para poder besar la suave piel debajo de su oreja.
Volvió la cabeza y me dio una sonrisa distraída, levantando el teléfono.

-Lo siento -

Puse mi otro brazo alrededor de ella y apoyé mi barbilla en su hombro.

-Ahora es mi turno de preguntar. ¿Cuándo tienes que ir? -

-Tan pronto como puedo llegar allí ... tengo que hacer unas fotos y tiene que ser hoy-

-Maldición- No me sorprendió, pero había esperado un poco más de tiempo. Besé su mejilla con un suspiro y la sostuve más fuerte. -Gracias por este fin de semana-

Ella se giró en mis brazos y me pasó las dos manos por el pelo. - Juliana ...- Ella se detuvo y miró mi rostro con expresión escrutadora. Pude ver su lucha por las palabras. Finalmente, ella miró hacia otro lado. -De nada. Tuve un gran tiempo -
Un gran momento.

Usé ese fraseo exacto para cepillar una fecha mediocre más de una vez. Me armé de valor interiormente, esperando...pero nunca llegó, tampoco lo hizo la esperada profesión de amor.
Dios mío, Juliana, ¿qué esperas? Hace un minuto estabas aliviada de no saberlo, ¿y ahora estás frustrada?

Oculté mi decepción y la metí en la casa.

-Venga. ¿Por qué no te duchas y te preparo el desayuno para variar? - Dudé, no quería empujar las cosas, pero decidí que todavía había preguntas que debían ser respondidas, y que iba a obtener esas respuestas antes de que ella se fuera. -Tal vez podamos hablar un poco durante el desayuno, ¿de acuerdo? -

Algo parpadeó brevemente en sus ojos, y luego una sonrisa seductora curvó sus labios. Ella me jaló contra su cuerpo -¿Qué tal si te unes a mí en la ducha, y nos saltamos el desayuno?- Murmuró ella, dejando una línea de besos a lo largo de mi cuello.

Apagué mi reacción inmediata a sus palabras y su cercanía, sintiendo un cierto vacío en su oferta. Mi cuerpo estaba dispuesto, pero en ese momento, mi corazón simplemente no estaba en él, y tampoco estaba segura de que el de ella.

Perdida en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora