Me desperté brevemente una y otra vez durante las siguientes horas, el tiempo suficiente para que una enfermera me preguntara cómo me sentía y para otro golpe de morfina antes de volverme a dormir.
Cuando por fin me desperté con la cabeza despejada de turbiedad y mi cuerpo descansaba lo suficiente para que la fatiga y el dolor no me dieran ganas de volver a dormir, estaba en una habitación diferente, una habitación mucho más pequeña, y la variedad de máquinas al lado.
Yo era mucho menos impresionante. El olor agudo del antiséptico fue superpuesto por algo dulce y floral; miré a mi alrededor con curiosidad y descubrí que casi todos los espacios disponibles en el mostrador, junto con algo de espacio en el piso, estaban ocupados por arreglos florales de todos los tamaños, e incluso uno o dos animales de peluche.
Traté de reírme de eso, terminó siendo más como un jadeo, y una enfermera que estaba garabateando algo en un portapapeles al final de la cama miró hacia arriba. Ella sonrió.
-Oh, bien, estás despierta de nuevo. ¿Cómo te sientes? -
Jesús. ¿Cómo crees que me siento, cariño? Quería preguntar. Si me viera la mitad de mal de lo que me sentía, debería ser muy obvio cómo me siento.
-¿Señorita Valdés?-
Me las arreglé para reprimir mi primera respuesta, dándome cuenta, incluso en mi estado algo atontado y gruñón, de que ser una perra para las personas que estaban tratando de ayudarme no lograría nada. En cambio, me tomé un momento para catalogar mis heridas y darle una respuesta honesta.
-No muy bien- murmuré, y aclaré mi garganta -Pero mejor- añadí, sorprendida de que fuera cierto. Mi cabeza aún palpitaba, pero las náuseas había desaparecido, mi cara no se sentía tan tensa e hinchada, y mi mente estaba mucho más clara.
Echó un vistazo a la pantalla de una de las máquinas al lado de mi cama y escribió algo, luego me miró.
-Bien - Ella me sirvió un vaso de agua y asentí agradecida cuando ella me la entregó.
-¿Qué hora es?- Pregunté, notando que una débil luz gris entraba por la ventana de la habitación.
Ella miró su reloj -Son las seis menos cuarto. Miércoles por la mañana -añadió ella antes de que pudiera preguntar. Colgó el portapapeles en el extremo de la cama y volvió a llenar el vaso de agua que había dejado.
- ¿Cómo suena algo de comida? ¿Tal vez unas tostadas, un poco de jugo? -
Asentí lentamente. No tenía hambre, pero ahora que las náuseas habían desaparecido, pensé que probablemente podría manejar algo de comida. -Podría comer-
-Genial. Iré a buscarte algo, y tu hermano estaba aquí ... creo que fue a buscar un café. Le haré saber que estás despierta -
-¿Qué hermano?- Pregunté sin rodeos, no queriendo tratar con Sebastian todavía.
Ella sonrió levemente. - Michel. Ha estado aquí la mayor parte de la noche- Hizo un gesto hacia la esquina de la habitación donde había una manta desordenada y doblada sobre el respaldo de una silla.
-Soy Kara, por cierto. Estoy hasta las ocho. Volveré en un momento con tu desayuno -
-Gracias, Kara-
Ella sonrió y salió de la habitación.
Pocos minutos después, Michel asomó vacilante la cabeza por la puerta, sonriendo con incertidumbre.
-Oye, buenos días, dormilona –
Le lancé una amplia sonrisa de saludo, feliz de ver una cara familiar, y me estremecí ligeramente ante el tirón de mi mejilla derecha. Levanté la mano con curiosidad, sintiendo la tersura hinchada de mi piel y el surco uniformemente cosido que seguía la línea de mi pómulo debajo de mi ojo derecho. Al explorar más, encontré otra roncha que corría a lo largo de mi mandíbula desde debajo de mi oreja derecha hasta la mitad de mi barbilla, y un pequeño y doloroso nudo en mi frente sobre mi ojo derecho. El lado izquierdo de mi cara se sentía suave en comparación, con solo unas pocas áreas sensibles de piel raspada.
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Perdida en ti
Hayran KurguLa actriz Juliana Valdés está viviendo sus sueños después de obtener un papel protagónico entre el elenco veterano y lleno de estrellas de 9th Precinct, un nuevo drama policial filmado en LA. Su a veces co-estrella Valentina Carvajal es magnética, g...