Capítulo 22 - Cuéntame de ti

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-Vamos, Juliana, cuatro más. Eso es, tres ... lo tienes. Dos ... y uno más ... ¡Muy bien, buen trabajo! - Shawn me quitó las pesas de veinte libras como si fueran palillos de dientes, sonriéndome con una sonrisa práctica y alentadora -Tómate un descanso de sesenta segundos y luego iremos por otros quince-

Gruñí y dejé que mis brazos colgaran detrás de mi cabeza, arqueando mi espalda sobre la pelota de ejercicios sobre la que estaba acostada por encima de los tríceps.

-Eres malo. ¿Lo sabes bien? -

-Eso por eso por lo que me pagas - Sonrió otra vez, y esta vez, la sonrisa fue un poco más genuina. -Tú eres la que quería un entrenamiento de último minuto. Solo te estoy dando lo que quieres -

-Bueno, soy una idiota- murmuré, y levanté mis manos para recibir las pesas de nuevo, soplando unas cuantas respiraciones profundas antes de bajar las pesas detrás de mi cabeza lentamente, y luego volver a levantarlas.

Estaba en mi décima repetición cuando el tono de mi celular interrumpió mi concentración, y me detuve.

-Oh, no. Cinco más, Juliana y luego puedes contestar - Shawn me quitó el teléfono de donde estaba sentado en mi toalla y lo agitó de manera tentadora frente a mi cara.

Fruncí el ceño, sin aliento como para llamarlo todos los nombres que corrían por mi mente, y empujé cinco repeticiones más lo más rápido que pude, mis brazos temblando locamente en las dos últimas. Me entregó el teléfono después de quitarme las pesas de las manos.

- ¿Sí? - jadeé, cerrando los ojos y cubriéndome la cara con un brazo sudoroso.

Hubo un momento de silencio, y luego una voz baja y ronca preguntó: -¿Estoy interrumpiendo algo?-

No pensé que fuera posible, pero mi ritmo cardíaco se aceleró aún más y me tomó un momento antes de que pudiera responder -Estoy en el gimnasio. Tratando de aliviar algo de... frustración - jadeé finalmente. Sabía que la sonrisa en mi cara le estaba dando a Shawn algunas ideas, pero no podía evitarlo - ¿Dónde estás? Creí que estabas cenado-

Valentina me había llamado mientras me dirigía al aeropuerto con Michel y James para decirme las malas noticias de que su presencia era necesaria esta noche en una cena en la casa de su agente, y no sabía cuándo estaría en casa. Michel y James estaban en el auto conmigo, así que no pude gritar de frustración como había querido, pero en el momento en que los dejé, llamé a Shawn y le pedí un entrenamiento que me dejará agotada.

Pude escuchar la sonrisa en su voz cuando respondió a mi pregunta. -Le dije a Mark que no me sentía bien. Creo que podría haber tenido una intoxicación alimentaria esta tarde. Así que ...Me encuentro repentinamente libre por la noche -

Me senté -Dime que no estás bromeando-

Ella se rió-No estoy bromeando. ¿Cuándo puedes llegar aquí? Te haré la cena -

-Dame una hora- dije, alcanzando mi toalla e ignorando la mirada de desaprobación de Shawn - Hora y media como máximo-

Ella se rió de nuevo, baja y sin aliento. El sonido me hizo cosquillas en la espalda como si estuviera aquí, tocándome -Apúrate -

Terminé la llamada y me puse de pie, dándole a Shawn una sonrisa que lo hizo parpadea  -Parece que no necesitaré ese entrenamiento después de todo-

———

Cerré la puerta detrás de mí y me dirigí hacia el camino de arenisca, obligándome a caminar en lugar de correr como quería. Me sentí mareada de anticipación, como una adolescente con un primer enamoramiento, y cuando Valentina abrió la puerta con una camisa sin mangas y con botones, pantalones cortos largos de mezclilla y sin zapatos, la sonrisa que le ofrecí hizo que me doliera la cara.

Perdida en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora