Perdida en ti

Capítulo 11- Accidente 2

En algún momento durante la noche, Valentina me sacudió para despertarme, me llevó al dormitorio y me metió en la cama. Recordé vagamente quejarme de molestia al ser despertada, risas leves y un toque fugaz de labios en mi frente.

Todavía estaba oscuro a la mañana siguiente cuando me desperté del sueño por una punzada de dolor en las costillas cuando intenté darme la vuelta. Me quedé varios minutos tratando de volver a dormirme, pero al final me di por vencida, me levanté de la cama y salí de mi habitación en busca de cafeína. Encendí las luces del pasillo y la sala de estar, y salté cuando vi un cuerpo tendido en mi sofá.

Valentina. Cada pulgada dormida, despeinada y gloriosa de ella.

Santa mierda.

Debo haberlo dicho en voz alta porque sus ojos se abrieron con alarma y su cuerpo se sacudió a medio camino del sofá antes de que ella me viera y se relajara, favoreciéndome con una mirada de afecto cálido y somnoliento que me hizo sonreír involuntariamente en respuesta.

-Buenos días- Se apoyó sobre un codo y se pasó una mano por su largo cabello, mirando alrededor aturdida antes de que sus ojos se posaran en mí de nuevo - ¿Cómo te sientes? –

Oh, lo que me hizo esa voz. Se movió a través de mi cuerpo desde adentro hacia afuera, torciendo mi estómago y hormigueando en mis dedos de los pies y dedos.

Ella me miraba con curiosidad, y me di cuenta de que probablemente debería responderle y no solo quedarme boquiabierta como una adolescente ansiosa.

-Ah...- empecé bruscamente, y me aclaré la garganta. -Buenos días. No esperaba que estuvieras aquí, me asustaste -

-Lo siento- Empujó la colcha a un lado y se sentó, frotándose el cuello -No quería que estuvieras sola en caso de que necesitaras algo durante la noche. Parecías bastante golpeada -

-Y me siento bastante golpeada esta mañana- dije con ironía. -Gracias. Eso fue muy amable de tu parte-

-De nada- Sonrió, luego bostezó y estiró sus largos brazos sobre su cabeza.

Era adorable y sexy al mismo tiempo y me di la vuelta antes de que me atrapara mirando de nuevo.

- ¿Quieres un poco de café? -

-Por favor -

Sonreí ante el entusiasmo en su voz

-Solo tomará un minuto-

Puse agua a hervir, molí algunos frijoles y llené el fondo de la prensa francesa, esperando que a Valentina le gustará su café fuerte. Mientras el agua se calentaba, miré en el refrigerador y encontré algunos huevos, pimientos, champiñones y un pequeño bloque de queso cheddar.

Metí la cabeza en la esquina -Oye- Estaba doblando el edredón sobre el respaldo del sofá, y me miró inquisitivamente - Tengo pimientos, champiñones y queso. Me iba a hacer una tortilla. ¿Te gustaría uno?-

Ella negó con la cabeza -Gracias Juliana, pero no tienes que hacer eso-

Me encogí de hombros -Me voy a hacer uno, no sería ningún problema y es lo mínimo que puedo hacer porque te quedarás anoche-

Ella vaciló y luego sonrió -Eso suena bien, gracias-

-No hay problema- Volví a la cocina, llené la taza con el líquido humeante, muy consciente de que Valentina me había seguido y estaba recostada en la puerta, observando.

Cuando puse la cafetera en la estufa y me volví para mirarla, ella estaba parada justo delante de mí -Ahora que tenemos una luz mejor, echemos un vistazo al daño, ¿eh? -