Capítulo 45 - Todd Massey

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Sebastián me visitó más tarde  esa mañana, y con las palabras de Michel acerca de su preocupación en mente, hice todo lo posible por ser civilizada y reprimí el impulso inmediato de saltar sobre él por ser un imbécil con Valentina. De hecho, conversamos durante al menos tres minutos antes de que nos quedáramos sin temas seguros, y él comenzó con mi elección de carreras y cómo el asalto fue básicamente mi culpa, un resultado directo de mi asociación con "esas personas" y en particular "Esa mujer" 

Le pedí que se fuera y que no se molestara en volver, a un volumen que traía enfermeras corriendo, y con un lenguaje lo suficientemente colorido como para incluso impresionar a Michel, que tuvo que ponerse entre nosotros dos, y finalmente escoltó a Sebastián.

El accidente me sacudió y me agotó y dormí durante varias horas, hasta que Michel me despertó suavemente a primera hora de la tarde para decirme que la policía había enviado a alguien a hablar conmigo. Me dio unos minutos para despertarme y luego hizo pasar a los dos detectives de la policía a mi habitación.

Uno tenía veintitantos años, era alto y estaba bien formado, con el pelo oscuro cortado en un zumbido de estilo militar y los agudos ojos marrones. El otro era mayor, de unos cuarenta y tantos años, corto y en forma, con un cabello castaño muy delgado y un bigote rojizo que tiraba a menudo. Cuando tomaron asiento al final de mi cama, Michel vaciló en la puerta. 

-¿Quieres que me quede?- Preguntó en voz baja.

Le di a cada detective una breve mirada y luego negué con la cabeza. 

-No, estaré bien. Gracias, sin embargo. ¿Por qué no sales de aquí por un tiempo ? Ve a tomar una hamburguesa o algo así.  Has estado aquí por horas -

Después de otro momento de vacilación, él asintió. 

-Vuelvo en un momento, entonces -

-¡Tráeme unas papas fritas!- Llamé a su espalda, y sonreí cuando escuché su risa cuando la puerta se cerró detrás de él.

Usando mi mano sin astillas para apalancarme, me moví con cuidado sobre la cama y luego les presté atención a los dos detectives

-¿Michel dijo que querían hablar conmigo?- Le pedí.

-Sí, señora. Soy el detective Fischer - dijo el más bajo,

-Y este es mi compañero, el detective Linden- Su acento me recordó a Esme, lo que a su vez me hizo preguntarme cómo estaba. Le agradecí a Valentina por llamarla e hice una nota para intentar llamarla cuando los detectives se fueran.

Me di cuenta de que los dos hombres me miraban expectantes y volví a enfocar mi mente -Lo siento- les dije con una sonrisa irónica. -Antes estaba durmiendo. Todavía estoy un poco fuera de lugar –

Ambos asintieron, y esta vez el alto, el detective Linden, habló. -No hay problema, señora. Lamentamos molestarte. ¿Como te sientes? -

-Como si un hombre loco me golpeara con un palo- dije secamente, dibujando una leve sonrisa de Linden y el más leve parpadeo de lo que podría haber sido la simpatía de Fischer.

-¿Puedes decirnos qué pasó?- Preguntó y sacó una pequeña libreta de su bolsillo. -Tenemos una buena idea, pero nos gustaría escucharla en tus palabras-

Alcancé con cuidado el vaso de agua de la mesa que estaba a mi lado y di unos cuantos sorbos, reuniendo mis pensamientos aun ligeramente confusos. Como mi mente se había aclarado en las últimas horas, recordé el ataque y el hombre de ojos salvajes que lo hizo, pero esta sería la primera vez que lo expresaría con palabras.

Perdida en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora