Capitulo XI. Relaciones y Sentimientos

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La morena estaba ante el armario y su hermano en la cama, se probaba desnuda y tiraba las ropas por todos lados. No le importaba si su hermano babeaba, estaba totalmente acostumbrada. Su madre y hermano vendrían en unas horas y no acababa de encontrar una prenda digna de esa visita tan poco habitual. Deseaba sorprenderlos y alegrarlos, pero sobretodo agradar a su hermano preferido, que hacía varios años que no veía. Estaba ansiosa por verle y estar a solas con él.

—¿Por qué no le has dejado hablar? —preguntó James—. Sabías perfectamente lo que quería decirte, ¿por qué la callaste?

—Porqué forma parte del juego que tengo, me gusta jugar con su mente —contestó ella con una sonrisa maliciosa y calculadora—. Si todo sale como quiero, tendré a Gina tan pegada a mi... que le será imposible escapar.

—¿Tienes en mente decirle a Gina que eres una vampiresa? ¿Es eso lo que pretendes? —preguntó James sorprendido, pero no molesto de esa idea. Ángela no le dijo nada, y con eso afirmó todo—. Estas como una puta cabra, y eso... me pone muy cachondo.

—Ya lo sé, James —dijo ella con ironía—. Te pone cachondo muchas cosas, sobretodo verme vestida así.

—Tú haces que me sienta así viéndote delante de mí con ese pedazo de cuerpo —dijo él poniéndose en pie, caminando hacia ella seductor para luego abrazarla por la cintura—. Ah... me han venido ganas de hacerlo contigo.

—Tienes a tus dos putas que te quieren enloquecidamente y seguro que te esperan ahí abajo —dice ella muy tranquila a pesar de estar en brazos de su excitado hermano—, además... no puedo entretenerme ahora. Tenemos una visita especial, ¿recuerdas?

—Pues claro que lo recuerdo... —dijo él a su oído con seducción, entonces paseó las manos por debajo de la prenda, haciendo que ella se estremeciera un poco—. Esta misma tarde verás a tu querida madre y a tu amado y apuesto príncipe, ¿lo harás con él?

—Estate quieto, James... —ordenó Ángela sonando sería—. No estoy para tus juegos, ¿entiendes?

—¿Ah no?

—No.

En menos de 5 segundos Ángela hizo una llave contra James inmovilizándolo por completo con los dos brazos y una fuerza superior a la de James, tal fuerza superior lo hizo cohibirse de hacer algo contra su hermana.

—¿Ves? No puedes hacer lo que quieras conmigo, hermanito. No soy como tus putas particulares.

—Sí, claro. Lo que tú digas, hermanita.

—Espero no tener que repetírtelo más veces, porque James... Entiende, no me cuesta nada matarte. —advirtió ella haciendo más fuerza, este se quejó entre dientes—. Te recuerdo que la que manda en esta casa... sigo siendo yo. Así que... me merezco un mayor respeto por tu parte.

—Copiado, copiado, copiado... —repitió él empezando a quejarse de esa llave tan incómoda.

—Bien.

La morena lo soltó dejando que cayera al suelo quejándose de dolor. James sintió como sus brazos daban un crujido por la mala postura de esa llave, ya liberado el dolor desapareció en segundos. Dando un suspiró se puso en pie y regresó a su sitio molesto.

—Aquí está, por fin lo encuentro.

El vampiro vio que Ángela tenía entre las manos un vestido color negro con rayas rojas por la parte superior. James ya conocía ese vestido de otras veces y no pudo evitar reírse en bajo al verlo. Ese vestido era el favorito de su hermano mayor. Ángela siempre se lo ponía para él, para complacerle.

Ángela dejó el vestido sobre la cama bien estirado y sin ninguna arruga visible en él. Lo contempló un poco con una sonrisa picará en la cara, ignorando completamente a James. Se tocó entera, sobretodo el pelo, vio que debía darse una ducha para ponerse ese vestido. No dudó y fue al baño de su habitación siendo observada por James.

Academía Carmesí (Carmesí I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora