Capítulo XLVI. Amor y Determinación

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Ángela quedó asombrada como nunca antes. Su rostro volvió a ser el de siempre.

―Gina, tú...

―Sé que puede parecer una locura, pero desde la otra noche me siento protegida en todo momento... siento que tú siempre estarás a mi vida ―confesó Gina―. A pesar de todo lo que has hecho para tenerme acabaste confesando y pidiendo perdón por ello. Y has compensado esos errores con hechos, eso es suficiente para mí ―soltó su rostro pero no dejó de mirarla a los ojos―. Créeme cuando te digo que estoy bien, estoy mejor que nunca cuando estoy contigo. Me gusta ser la amante de la Reina Carmesí. No suena tan mal después de todo.

La vampira no daba crédito a lo que oían sus oídos y lo que veían sus ojos. Aquella humana le estaba diciendo que estaba feliz a su lado a pesar de todo lo que había hecho y había ocurrido desde que se cruzaron.

En ese momento, Ángela veía a un verdadero ángel en la tierra enamorada de ella, ruborizada y atractiva con esa hermosa sonrisa dibujada en el rostro. Era incapaz de dejarla escapar.

―Dilo otra vez... ―pidió Gina de golpe. Ángela la miró confundida―. Quiero oír de nuevo aquello que le has dicho a Sarah antes.

―¿Lo de antes? ―preguntó Ángela aún confundida, entonces lo supo.

«Gina me ama a mí, como yo la amo a ella».

―Nunca pensé oírlo de alguien sin titubear ―dijo Gina ruborizada de gozo―. Dilo otra vez.

―C-Claro... ―aceptó la vampira. Y pensar que dos palabras hacen que se ponga así, pensó ella con ironía―. Te amo, Gina.

Al escucharlo Gina sonrió de felicidad y la agarró de ambas muñecas con sus manos.

―Otra vez.

A Ángela hasta le hizo gracia ese juego. ―Te amo, te amo... te quiero más que a nada ni a nadie en este mundo ―dijo con voz ronca.

Gina la miró de forma distinta, de estar feliz a estar excitada. Sus manos subieron por los brazos de Ángela hasta apoyarse en sus hombros para así pasar al pecho sin dejar de mirarla a los ojos.

―¿Estás segura de eso? ¿Qué pasa con Dorian?

―Ya hablaremos de eso en otro momento ―dijo Ángela aprovechando la distracción de Gina para cogerla por la espalda y alzarla hasta pegarla al pecho, la besaba en la clavícula. Gina se estremece de placer al sentir sus labios ahí―. ¿Sabes?, hoy me has enseñado muchas cosas de ti.

―¿A sí?

Ángela lo afirmó con sus labios besando su escote y continuó:

―Me has mostrado un lado tierno y seductor que nunca he visto en ti hasta ahora ―explicó con una sonrisa hambrienta y seductora. Gina ante eso se ruborizó como suele hacer, cosa que le encantaba a la vampira―. Sería maravilloso que también me mostrarás tu lado más oscuro, como he hecho yo.

―¿Mi lado oscuro, dices? ¡Ah!

Ángela se puso en pie con Gina cogida contra su pecho, quien rodeaba la cintura de la vampira con sus piernas. Sin dejar de mirarse a los ojos, Ángela la echó en su cama sin soltarla, quedando en la posición de antes pero en un lugar mucho más cómodo que el suelo de la habitación. Gina fue incapaz de aflojar sus piernas y Ángela tampoco quiso que se soltase. Era muy excitante.

Academía Carmesí (Carmesí I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora