Capítulo XLIV. Elección

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En aquellos momentos, cuando todos ya deberían estar acostados para la despedida de mañana, Sarah estaba sentada en el borde de su cama en la habitación que compartía con Gina. Había terminado de recoger sus cosas y ahora solo tenía que esperar a mañana. En vez de dormir, se había quedado ensimismada mirando una fotografía donde salía ella junto a Gina, riendo felices.

Esa fotografía se la habían hecho el primer día en que llegaron a la Academia Carmesí.

Los años siguientes fueron maravillosos, hasta ese año. Entonces todo cambio.

Tras lo ocurrido con Karmila, Sarah quiso hacer las paces con Gina y olvidarlo todo. Quería escapar de esa academia con ella, pero era imposible al estar en las garras de James, el hermano menor de Ángela, quién además de torturarla psicológica y sexualmente, le había contado todo lo que le había pasado a Gina, incluido lo de la herida que estuvo a punto de matarla.

Esa información hizo que Sarah cayera en un profundo agujero de culpa y sufrimiento, y por ello, dejó de ser la que era incluso delante de Gina, a quien se cruzó más tarde en la academia. Por aquel entonces, James dejó de ir a buscarla para torturarla. Había desaparecido sin más. Esa era su oportunidad para irse y olvidarse de esos monstruos un tiempo; ya encontraría la forma de apartar a Gina de esa "Reina Carmesí" de los vampiros.

Con esa determinación en mente guardó la fotografía bajo la almohada.

―¿Sarah?

Al oír esa voz quedó petrificada, pillada por sorpresa. Volteando la cintura se fue girando poco a poco hasta que finalmente vio a Gina en el umbral de la puerta, pero no estaba sola. Ángela Martínez estaba también, se encontraba a su lado abrazándola por la cintura, lo cual no dejó de hacer al verla allí.

Sarah y Gina se miraron a los ojos sin decir nada. Sarah bajó la mirada al percatarse de que la camisa blanca de Gina estaba desabrochada de par en par. Entonces pudo ver unas marchas rojizas que cruzaban su torso. Al ver aquello hizo que palideciera de espanto. Al percatarse de lo que estaba viendo Sarah, Gina se apresuró a cubrirse rápidamente. Sarah tuvo deseos de acercarse a ella y ver mejor esas marcas sufridas, pero se contuvo con mucha fuerza.

―Veo que sigues aquí ―dijo Ángela, claramente nada contenta de verla.

Al oírla hablar, Sarah hirvió de odio y rencor al ver que Gina estuviera herida también; era por su culpa al estar cerca de su mejor amiga y amor no correspondido.

―Es también mi dormitorio, por si no lo recuerdas ―gruñó Sarah sin miramientos.

―Tenía entendido de que habías pedido otra habitación ―dijo Ángela con el ceño fruncido.

―¿Cómo? ―exclamó Gina al escucharla. Miró a Ángela y luego de nuevo a Sarah―. ¿Es eso cierto? ¿Te... cambias de habitación?

―Así es ―confirmó Sarah―. Cuando regrese tras las vacaciones me darán una nueva ―hizo una pausa, dubitativa―. ¿Te encuentras bien?

―Está bien ―respondió Ángela en lugar de Gina. La apretó contra sí con el brazo rodeando su cintura―. Y no es gracias a ti.

―!Ángela! ―la llamó Gina recriminándole su actitud. Esta calló. Gina miró a Sarah―. Estoy bien. Gracias por preguntar...

―Siento no haberte ido a ver ―se disculpó Sarah―. No creía que quisieras verme.

Gina se sorprendió al escucharla. Quiso contradecirla, pero Ángela se le adelantó:

―Di la verdad, Sarah; no quisiste verla porque no querías ver lo que le había hecho Karmila ―al momento de terminar de hablar, Ángela agarró a Gina para que se pusiera delante suyo, de espalda y de cara a Sarah, entonces apartó las manos de Gina que sujetaban la abertura de la camisa del uniforme para así abrirlo y dejar a la vista su pecho, mostrando la cicatriz que aún estaba hinchada―. Es por esto que no querías verla, ¡¿no es así?!

Academía Carmesí (Carmesí I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora