Capítulo XXIV. Una cruel verdad

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El beso de Ángela en Gina había causado muchos efectos en la pobre rubia, cientos y cientos de imágenes y recuerdos le vinieron de vuelta a su cabeza, Ángela le dejó de besar para ver el shock que tuvo la rubia al verlo todo con total claridad. A Ángela no le extrañó que estuviera así y volviendo a agarrarse a la butaca esperó a que Gina regresará en sí, y esta enseguida lo hizo mostrándose totalmente confusa pues no entendía de donde provenían esos recuerdos.

-¿Eh? ¿Qué es todo esto? ¿Ángela, esto que está en mi mente realmente pasó? -preguntó Gina totalmente avergonzada.

Gina podía recordar un profundo placer, un placer que se sentía como ajeno a su ser, su mente le traía recuerdos, el sabor de haber sentido a Ángela entre las sabanas y sobre su cuerpo, ambas compartiendo la cama agitadas y deseosas de la otra; el beso de Ángela fue un catalizador para su memoria, esta le llevó a recordar todo sobre esa noche donde Ángela embriagó a Gina colocándole un alcohol vampírico en la comida y de cómo fue que habían hecho el amor Ángela y ella... Todos esos recuerdos invadieron la memoria de Gina llenándola de la más absoluta confusión.

-Ya lo ves. Eso fue lo que pasó en realidad -dijo Ángela sin demora. Gina la miró-. Todo estuvo planeado para que acabáramos en la cama intimando y lo que viste aquella noche con mi hermano, también.

-¿Qué dices?

-Y eso no es todo. ¿Todavía quieres saber más o ya tienes suficiente?

Gina miró incrédula a Ángela, pero sabiendo que la estaba poniendo a prueba con esa pregunta, asintió decidida a saberlo todo. Ángela no se echó atrás y le contó todo su plan, le contó lo que hizo con Michelle y Anastasia, sobre cómo hizo que su hermano menor las violase, sobre cómo ha hecho mil atrocidades más y así explicándole lo frio y malos que eran los vampiros. Mientras la escuchaba, Gina mostraba una expresión de asombro, toda la cara estirada y temblando como una hoja. Ángela no apartó sus ojos rojos de ella, explicando sin emoción en su rostro todo lo que ella quería saber con absoluto detalle. Enseguida llegó a la parte más importante de su relato.

-Que hay sobre la desaparición de Jessy, ¿fuiste tú?

-No, no he sido yo... Tenemos paz con los humanos de la academia, no podemos matar a ninguno, pero no te equivocas en una cosa, si fue una vampira quien asesinó a tu amiga Jessy.

-Entonces si hay muchos más de ustedes aquí.

-Sí, ¿También quieres saber por qué esa vampira mató a tu amiga aquella noche? -le preguntó. Gina, sin dejar su asombro, asintió entre temblores-. Pues, fue un experimento.

-¿Un... experimento? ¿Qué tipo de experimento? -preguntó Gina recuperando el habla.

-Uno muy egoísta y vil -respondió la morena-. Esa vampira busca una compañera, una chica, no un chico. Los vampiros solo podemos convertir a los humanos en uno de los nuestros si éste es del sexo opuesto, si algún vampiro lo intenta, el humano muere en pocos minutos de forma insoportable.

-Dios mío, Jessy... -dijo Gina imaginando lo que tuvo que pasar su compañera. No la conoció mucho, pero si intercambió deberes y charlas con ella algunas veces-. Que crueldad... ella no se merecía una cosa así.

-Tuvo mala suerte por ir sola por la academia ese día. -intentó animar Ángela, viendo afectada por esa desgracia.

-Pero, ¿Por qué quiso convertir a Jessy si sabía que no era posible convertirla por ser mujer como ella? -preguntó Gina confusa.

-Esa vampira está loca, y hace lo posible para conseguir lo que quiere. Además, en nuestro mundo... existen excepciones.

-¿Qué tipo de excepciones? -preguntó Gina. Entonces pensó en algo-. ¿Acaso... hay vampiros que pueden transformar a los humanos del mismo sexo? ¿Es eso?

-Así es... al menos, se conoce a una capaz de hacer eso y más -respondió Ángela cabizbaja-. Karmila tuvo en sus manos a una joven vampira, la violó sin piedad y al hacerlo, la cambió totalmente, hizo que esa joven que era buena y amable con los humanos, se volviera mala y cruel con los mismos... Esa joven, con el poder que tenía de nacimiento, era la heredera a ser la Reina de todos los vampiros del mundo. -explicó Ángela apretando las manos con fuerza. Gina la miró viendo que sufría contando eso-. Si Gina... Esa vampira, soy yo.

Academía Carmesí (Carmesí I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora