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21. Scars



"No estaba segura de lo dañada que estaba, hasta que tus cicatrices tan visibles hacían justicia a las tímidas de las mías"
—TIME





—Estoy bien... —le dije en voz baja una vez que entramos a lo que sería una sala de estar que todavía no estaba del todo instalada.

Intentaba que se fuera, pero estaba tan hecho furia que mis palabras pasaban de largo. Sus largos dedos se enredaban en las pequeñas ondas desordenadas de su cabello y una parte de su camisa estaba fuera de lugar.

—No tenía idea de esas reglas, es mi culpa, tiene que ir con ella. —añadí.

—¿Crees que me preocupa como esta ella? Rebecca acaba de hundirse sola, ella y su hermano. —confesó, deshaciéndose de su saco y el reloj de su muñeca derecha mientras remangaba su camisa hasta los codos.

—¿Cameron?

—Yo observó todo aquí, incluso si no puedes verme. —remarcó, en su mirar podía notar que quería decir más de lo que deseaba —Los Forbes detestan la idea de prestar o si quiera regalar su dinero a alguien que lo necesite, sabía que no soportarían la idea de que se está usando su inversión para mejorar la calidad de vida de los pasajeros de las bases menores. Por eso el capitán estuvo con nosotros y un miembro del parlamento.

Sentía el vino secándose en mi piel mientras él hablaba, parecía que cada palabra marcaba una gran mancha de pavor y predilección hacía Shawn.

—¿Sabía lo que hacían? —pregunté, aunque ello era demasiado predecible.

—Se lleva un seguimiento de todos aquí, las reuniones solo sirven para saber a qué conclusión llegó cada uno. —respondió, caminando hacia un pequeño cuarto donde deduje que era el baño al escuchar el sonido del agua caer.

—Si eso no es lo que le incómoda, no veo otra excusa —consulte con cortesía, no deseaba sacar lo peor de él ahora.

—Por el ridículo que hizo contigo... Mierda —maldijo por lo bajo aún sin cerrar el lavamanos.

Caminé hasta donde se encontraba él a verificar lo que sucedía, fijándome que se había deshecho de su camisa que ahora estaba siendo remojada una parte de ello en el agua. Mientras lo hacía, no fue lo bien trabajado que tenía su cuerpo lo que capturó mi atención, si no aquellas marcas de diferentes tamaños talladas en toda su espalda, tantas que parecían imposibles de imaginar.

Tape mi boca con mis manos, ya que una serie de escenas vinieron a mi memoria.

Como el día que casi intente acabar con mi vida estando con él. Aquella vez en la piscina en que la adrenalina me había cegado por completo, que por lo visto no me había dejado hasta el día hoy. Había notado aquellas cicatrices antes, solo que estaba tan bloqueada que mi memoria lo olvidó en un instante, y viéndolo ahora es como si el dolor nunca se hubiera ido. De nuevo, el tiempo se detenía, no eran lunares o marcas de nacimiento, era algo más que atroz, una lagrima cayó y sólo me podía preguntar quién le hizo tanto daño.

T I M E » S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora