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Hace tiempo había estaba despierto, podía sentir los rayos del sol en la habitación, no quería levantarme de la cama, no estaba con los ánimos arriba. Ayer me había costado conciliar el sueño por que estaba aburrido, jodidamente aburrido.
No es como si tuviera muchas opciones para no estar así, son cosas limitadas lo que pueden hacer las cosas sin vista.
No quiero salir de la cama para empezar con la rutina de toda mi corta vida.

-Jimin - llamó mamá luego de golpear suavemente la puerta.

-Voy– respondió jimin, no tenía ánimos de nada, la misma aburrida rutina de siempre.

Desde que comenzó a perder la vista, jimin comenzó una estricta rutina, la cual comprendía: seguir las plantillas colocadas en el piso, aquellas dirigían desde su cama a la puerta, al baño, y a la ventana y así seguía el patrón para todo, ahora después de años haciendo lo mismo las creía innecesarias.                                                                                           
Después de alistarse y comenzar a bajar, jimin percibió un olor, aunque débil, existía.

La curiosidad podía con él, al no poder ver, grababa los aromas de la gente que lo rodeaba; Le parecía conocido, pero seguía sin recordar.

Cabe aclarar que las plantillas no solo se limitaban a su dormitorio, abarcaban toda la casa. Al llegar a la planta baja el aroma se intensifico, no sabía cómo correr para llegar, pero sabía que si lo intentaba más rápido iba a terminar en el piso.

-Mama- dijo jimin en voz alta al llegar a la cocina.

Su corazón solo seguía acelerándose poco a poco mientras esperaba que su madre dijera algo. Antes de que pudiera recibir una respuesta, sintió que era alzado y apretado con tanta fuerza que se asustó de muerte; y fue en ese instante que algo hizo clic en su memoria, era Jungkook.                                                           

-Oh por dios- fue lo único que pudo decir Jimin, y luego correspondió con la misma intensidad el abrazo.

Jimin no podía asimilarlo, estaba actuando su subconsciente definitivamente, porque del shock aún no salía; no sabia si las lágrimas eran de felicidad o vergüenza, porque ni siquiera sabía lo que se había puesto, siempre su madre le daba su crítica constructiva para saber si lo que llevaba combinaba o se le veía bien.

Blind soul - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora