Él es un personaje de ficción.
Ella es real.
Ahora tras varios sucesos inexplicables ambos estarán destinados a vivir una épica aventura dentro de un cómic, en busca de un asesino sin rostro y las respuestas sobre el porqué de la conexión de sus mu...
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-¿Inu... Yasha? ¿Qué-Qué haces?- pregunta la chica, con los ojos bien abiertos ante la repentina acción del mencionado.
-No digas esa clase cosas, Kikyo- susurra- por supuesto que eres importante para mi.
Tras decir esa palabras su mejor amiga comenzó a volver a la normalidad y de a poco dejó de ser transparente, ahora ella solo lloraba en los brazos del protagonista. Kagome observaba la escena en silencio, desde lejos y no pudo evitar sentirse culpable por la situación de la ex-secretaria, estuvo a punto de desaparecer del cómic.
Al final Kikyo se quedó profundamente dormida después de un largo rato, Inuyasha la llevó a descansar en su habitación y finalmente ambos salieron del sitio de vuelta al auto. Todo el camino se quedaron en un incómodo silencio, nadie se atrevía a decir algo.
<<No sé la razón pero... Tengo un mal presentimiento>> pensaba la doctora, mirando de reojo a su esposo y percatándose de lo tenso que estaba.
Ese mismo día sus sospechas se confirmaron.
Ni bien llegaron al departamento Inuyasha le propuso ir a la terraza a tomar a aire, obviamente ella aceptó y subieron al ascensor, lo que le extrañó es que su acompañante pidió que ninguno de los guardias los siguiera. No comprendió la razón pero prefirió mantenerse serena y convencerse de que todo estaba en orden.
De pronto el peliplateado se agachó, atando sus cordones, detalle que la tomó por sorpresa y no pudo evitar mirarle interrogante. El protagonista simplemente ezboza una débil sonrisa, que denotaba más tristeza que nada y sin poder evitarlo lo abrazó tiernamente, tratando de reconfortarlo.
-No tengo idea de que te sucede Inuyasha, pero quiero sepas que puedes contar conmigo. Sabes que yo siempre estaré para ti ¿Si?- promete.
-Lo sé...- corresponde el abrazo, pegándola más contra él.
No había duda, algo le ocurría.
Ya en la terraza y sin darle tiempo a reaccionar, Inuyasha se dirigió a la baranda, subiéndose a la misma y Kagome se asustó ante lo que vio. No podía entender lo que su esposo planeaba en ese momento pero tuvo la intención de bajarlo por la fuerza si fuese necesario.
-No te acerques- ordenó firmemente, provocando que ella parara en seco su caminar- el flash que te di quiero que se lo entregues a tu padre y por último... Debes dibujar que todo ésto fue un sueño que tuve mientras estaba inconscientemente en el hospital.
-¿¡Qué?! Pe-Pero Inuyasha...- sus ojos se vuelven cristalinos.
-Perdóname Kagome, arruiné tu vida por completo y te puse en peligro, ahora lo único que puedo hacer por ti es salvarte- agacha la cabeza- solo continúa con tu vida y olvídate de todo lo que viviste aquí, de todas formas no soy más que un personaje de ficción.