Él es un personaje de ficción.
Ella es real.
Ahora tras varios sucesos inexplicables ambos estarán destinados a vivir una épica aventura dentro de un cómic, en busca de un asesino sin rostro y las respuestas sobre el porqué de la conexión de sus mu...
Epílogo: "Ella nació para conocerme y yo nací para ella"
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Hace poco tiempo, el último episodio de W se subió a la red y Akitoki fue uno de los primeros en verlo, llevándose un gran espanto ante lo ilustrado ahí, era evidente que las cosas salieron terriblemente mal. Lo único que pudo hacer en ese momento fue embarcarse en su vehículo para ir por la desconsolada azabache a esa parada de autobús.
Y como lo imaginó desde un principio, la encontró llorando en el piso hasta más no poder y la razón era obvia. El recién llegado simplemente se sentó a su lado y la abrazó, tratando de consolarla lo mejor que podía, hasta que de pronto ella perdió el conocimiento.
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Despertó en un hospital ¿Cuánto tiempo llevaba en ese lugar llorando? No lo sabía y tampoco le importaba, su corazón dolía, las lágrimas no paraban de salir y cada vez que ese recuerdo de ver a su amado caer rendido al suelo regresaba, esa opresión en su pecho crecía, quería morir junto con él. Y su sufrimiento solo incrementó más al tiempo que su anillo de bodas se desvaneció de su debo.
-Kagome...- pronunció Akitoki- lo siento, no encontré al jefe en ese motel que mencionas, nadie lo ha visto cerca. Pero aún hay esperanza, el cómic terminó así que es probable que reaparezca en cualquier momento.
La chica frunce el ceño y se levanta de la cama hospitalaria con determinación, al final ambos volvieron a la casa del señor Higurashi, pero él no estaba por ninguna parte. Tampoco tenían la tableta para remediarlo todo, las opciones se agotaban y todo se volvía más confuso.
-Sabías que al llegar al final todo acabaría. Kag, acepta la realidad, ahora ya todo se ha terminado y las posibilidades de un final feliz eran pocas- habló su amigo Akitoki con la cabeza gacha.
Ella sintió sus piernas débiles y se dejó caer al piso de madera consciente de que era cierto, todo se terminó, no había nada que pudiera hacer para remediar ésta situación, se sentía tan sola ahora.
<<Inuyasha>> nombró en sus pensamientos.
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Los días transcurrían lentamente, convirtiéndose en semanas, cada día era igual para Kagome, casi no comía y su ánimo yacía por los suelos. La mayor parte del día la pasaba durmiendo, observando por horas aquellos recortes sacardos del cómic que pegó por toda su ventana o manejando por los lugares exactos donde vivió aquellos felices momentos con Inuyasha.
Lo echaba tanto de menos.
Su padre tampoco volvió a aparecer, incluso compró una nueva tableta y dibujaba su retrato varias veces ahí, con la esperanza de traerlo de regreso, pero nada. Junto a Akitoki crearon volantes de "Se busca" para localizar a su progenitor, aunque no ayudó mucho, aún no le había dicho nada a su madre o a Sota pues todavía tenía cierta esperanza, solo debía esperar.
