Él es un personaje de ficción.
Ella es real.
Ahora tras varios sucesos inexplicables ambos estarán destinados a vivir una épica aventura dentro de un cómic, en busca de un asesino sin rostro y las respuestas sobre el porqué de la conexión de sus mu...
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Nuevamente entró a la vivienda, siendo observado atentamente por el asustado ilustrador y por unos segundos se quedaron en un incómodo silencio, podía verlo en los ojos de su acompañante, parecía que le tenía miedo.
-Eh ¿Y tú eres...?- preguntó casualmente, notando como el castaño se tensaba un poco y daba unos pasos atrás.
-S-Soy Akitoki H-Hamada- responde con timidez, mirándole de reojo otra vez y finalmente se armó de valor para añadir algo más.- ya nos habíamos visto antes ¿Recuerdas?
-Si, lo leí. Disculpa por eso, aunque, por ahora solo sé lo que vi en el libro- le hace saber, a lo que el dibujante agarra un poco más de confianza.- por cierto ¿Tienes un destornillador?
Akitoki le miró confundido pero asintió, entregándole la caja de herramientas perteneciente a su estimado jefe y se encaminaron a la oficina donde se encuentra la tableta. El protagonista de W es experto en informática, por lo que no le costó mucho trabajo desarmar el aparato, por lo visto tenía un plan.
-Oye Inuyasha...- nombra el chico a su lado, extendiendo su brazo hacia él con nerviosismo.- se que éstas ocupado pero, po-podría estrechar tu mano.
-Ah, claro- lo hace, notando lo asombrado que estaba su acompañante ¿Tan famoso era en el mundo real? Bueno, ya tendría tiempo para averiguarlo.
Una vez habiendo concluido con su tarea desarmando la tableta, con cada pieza ordenadamente ubicada sobre el escritorio, abrió uno a uno los cajones que contienen los demás números de W y los revisó rápidamente, recordando el asunto de la carta que le envío a Onigumo en ese flash. Akitoki lo buscó y se lo entregó, poco a poco una solución comenzaba a llegar a su mente.
Encontró en la sala el storyboard de lo pasará a futuro en la historia hasta llegar al final, es la idea inicial que su creador tenía antes de que todo se saliera de control y la respuesta para acabar con Naraku. Seguido de eso ingresó a la habitación donde el hombre sin rostro descansaba sin hacer movimiento o sonido alguno.
-Todavía hay cosas que no entiendo...- inicia, observando detenidamente a Onigumo y recordó esa parte que leyó en el libro, cuando le disparo a su propio creador.- ¿Qué me hizo enojar tanto como para disparate? Al igual que yo, no eres nadie.
Lo único que podía pensar ahora, es que lo que ocurrió antes de que todo fuera transformado a un sueño, solo es parte del pasado y los errores que cometió ya no se volverían a repetir, todo es diferente, él es diferente ahora.
Con ese pensamiento regreso al estudio, reconstruyó la tableta a su manera, todo con la intención de cerrar la entrada que conecta ambos mundos y de su bolsillo trasero sacó su confiable pistola que siempre traía consigo. Ahora estaba listo para encarar al asesino, prendió la tableta y solo fue cuestión de segundos para que la misma mostrara en su pantalla a su enemigo, con la diferencia de que él no podía moverse, pues en el cómic todo se había congelado.
