Él es un personaje de ficción.
Ella es real.
Ahora tras varios sucesos inexplicables ambos estarán destinados a vivir una épica aventura dentro de un cómic, en busca de un asesino sin rostro y las respuestas sobre el porqué de la conexión de sus mu...
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Se levantó y rápidamente tomó su abrigo. En eso llegó su novia, se veía confundida por verlo tan agitado, no quería angustiarla así que omitió ciertos detalles sobre lo que haría, no ganaría nada con llenarla de más preocupaciones.
-Tengo que hacer una llamada, no quiero que nadie me rastree aquí. Mantente encerrada y no salgas- fue lo único que le dijo antes de salir de la casa a paso apresurado y se llevó el auto. Una vez que estuvo a una distancia prudente del sitio, realizó la llamada correspondiente.
-Miroku ¿Estás ahí?
-S-Si ¿Di-Diga...?
-¿¡Dónde estás?!
Repentinamente la llamada de cortó por un instante y ya no pudo escuchar la voz de su mejor amigo, pudo notarlo, él estaba débil, lo más seguro es que lo torturaron también. Entonces, alguien más tomó el mando de la llamada.
-¿Cómo estás, Inuyasha? Tanto tiempo sin verte ¿Me extrañaste?
-¡Takemaru! ¿¡Qué diablos tramas ahora?! Creí que ya te había quedado claro que los poderes de la tableta no son para ti.
-Ésta nación ya está perdiendo la razón y más aún, teniendo a un peligroso criminal como tú suelto en las calles ¿No? Por mi parte yo ya tengo un rehén, en caso de que decidas enterrarme una aguja misteriosa en el cuello.
-Eres un maldito.
-Es obvio que intentarás vengarte de mí y yo necesito protegerme. Oye Taisho, no intentes nada o tu amigo se muere ¿Entediste? Si quieres salvarlo, ven al lugar donde te torturé la última vez y trae la tableta. Tengo tantas preguntas, nos veremos en una hora ¿Bien? Adiós.
-¡Espera...!
El antagonista le colgó, estaba en un serio dilema ¿Cómo salvaría a Miroku sin ser visto por la policía? En la radio se anunció que miles de uniformados estaban desplegados por ésta zona, buscándolo a él y a Onigumo. Todo se complicaba más y más.
~o~
Prendió la tableta y comenzó a dibujar otro vehículo en la cochera de la casa, sería en caso de que la ley los encontrara y tuvieran que escapar inevitablemente.
-¿Qué haces?- cuestionó suave su progenitor, éste último dormía en la cama de a lado, aún parecía algo cansado y exhausto, pero la tranquilizaba tenerlo cerca.
-Papá ¿Estás despierto? Deberías descansar más, no te preocupes, encontraremos la manera de abandonar éste mundo para siempre. Una vez que Takemaru esté en la cárcel, tendremos un final feliz- prometió con una sonrisa.
