Él es un personaje de ficción.
Ella es real.
Ahora tras varios sucesos inexplicables ambos estarán destinados a vivir una épica aventura dentro de un cómic, en busca de un asesino sin rostro y las respuestas sobre el porqué de la conexión de sus mu...
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-Inuyasha te ha estado buscado, tú sólo ve a ese lugar. Le diré que irás- asegura el guardaespaldas con una sonrisa, la futura doctora asiente con lágrimas de felicidad en los ojos. Sin más, ella entró al ascensor para irse.- una cosa más señorita, para una sentencia menor él deberá entregarse o las cosas podrían complicarse. Si puedes, convéncelo, yo ya no puedo ayudarlo.
Eso fue lo último que Miroku le dijo antes de que las puertas se cerraran, Kagome tomó el bus que iba en dirección al centro comunitario Shinori, sitio que estaba indicado en el papel. Su corazón latía con fuerza, no podía esperar para reencontrarse nuevamente con el protagonista. En la última parada, la chica bajó a toda prisa y si, precisamente había llegado, ahora solo le quedaba esperar.
Al rededor de dos horas transcurrieron y él todavía no llegaba, comenzaba a preocuparse, pero por ningún motivo se iría. Tomó asiento en la vereda y descansó su cabeza sobre sus rodillas, entonces un automóvil color gris se aproximó, estacionándose frente suyo sin que ésta se diera cuenta. El conductor bajó la ventana y se quitó sus gafas oscuras, posando su mirada dorada en ella.
-Kagome Higurashi- nombró, captando de inmediato su atención y no pudo evitar esbozar una sonrisa. Él vestía un traje color negro por completo y una gorra roja- ha pasado tiempo. Anda, sube.
-Inuyasha...- asiente aún sorprendida y acatando la orden, entra al medio de transporte. Así ambos se alejaron del sitio, internándose en la carreta y se quedaron en silencio por un momento.
-Es bueno ver a alguien ya conocido- no recibe respuesta y le regresó a ver de reojo.- ¿No vas a decir nada? Yo me alegro de poder tener una conversación normal en mucho tiempo, una vida como fugitivo no es fácil.
-Creí que... Habías muerto- susurra y su acompañante la alcanza a escuchar.
Inuyasha ríe levemente.
-¡Ket! Claro que no, tonta. Me diste instrucciones precisas de cómo curarme yo mismo- le recuerda sin quitar su vista del camino.- incluso la puerta se desvaneció después de que salí de esa habitación y aún más extraño, la matrícula del auto había cambiado.
Mientras el protagonista conducía, nuevamente su brazo derecho comenzaba desvanecerse de la nada, frunció un poco el ceño y cambió de mano con la que manejaba, eso había comenzado unos días después de que Totosai murió. No tenía idea de que ocurría, pero ya se había acostumbrado a eso, últimamente ya nada podía sorprenderlo después de vivir tantos eventos inexplicables.
-En fin, no pensé que tardarías tanto en volver ¿Qué pasó Kagome?- interroga y la mencionada agachó la cabeza.- al ver tu expresión puedo saber que no hay solución ¿Solo me hacías sentir mejor? Confiazo que comenzaba a hacerme ilusiones ¿Ésta mujer es real? ¿Por qué es la única persona que cree que fui engañado? Tal vez sea una espía o conoce al asesino ¿Será su amiga? ¿... O su hija?- hace énfasis en lo último.
