Asentí un poco confusa y me paré para ir al baño.
Me lavé otra vez la cara, estaba tan cansada. Entre el viaje y la salida, había quedado destruida. Me ate el pelo, hacía mucho calor. Me mire por última vez al espejo y cuando abrí la puerta... sorpresa.
–¿Qué haces acá?
–Quiero ir al baño
Sí, sí, como no. Creo que mi cara hablo por si sola, así que amagué a salir y el rápidamente me tomo del brazo.
–¿Te pasa algo?
–Nada, ¿qué me va a pasar?
Que se lo crea, que se lo crea.
–No sé, estas como confianzuda con Alejo
¿Perdón? ¿Esto era una escena de celos?
-Tengo mucha confianza con Ale, lo conozco hace mucho
El asistió un poco confundido y entró al baño. Me quedé mirando la puerta unos segundos y volví al patio. Los chicos estaban en la pileta, y Sol junto a Abril, tomando mates a la sombra. Me senté a su lado y Abril me ofreció uno.
– ¿Tus viejos?- Pregunté luego de tomar el mate.
–Se fueron al campo temprano, me dejaron al enano así que, como siempre, vinieron los chicos
– ¿Comieron?
–Sí, linda, son las 4 de la tarde
Me dijo Sol divertida. Hice una mueca y Abril me miró.
– ¿Qué hiciste anoche?
Y sí, comenzaba el interrogatorio. Tomás había vuelto y estaba en el borde de la pileta, así que nos propusimos a hablar del tema sin mostrar mucho interés o emoción.
-Me dejaste sola...- Le dije a Sol. -Así que me quedé en la casa de H hasta que el apareció, charlamos un rato, fuimos en su moto hasta el arroyo, chapamos, fuimos al boliche y fin
Las dos mostraron una sonrisa mirando hacia adelante, esto de disimular no se les daba bien.
–Y ahora no sé ni como me da la cara para estar acá
Entonces me miraron las dos.
–Ay amiga, ¿qué decís?
–En la ciudad no pasan estas cosas. Si me agarro a un pibe en un boliche no lo veo en la puta vida otra vez, no estoy muy acostumbrada a esto
–Pensa que acá los que chapan se ven la cara todo el día
Y sí, si eran como 100. Claro que se verían. Me encogí de hombros.
–Sí, la verdad es que no sé por qué me hago tanto problema
Alejo hizo una seña y Sol le alcanzó una toalla. Lo miramos juntas unos segundos y después de un rato vino hacia nosotras. Se sentó adelante mío y se apoyó en mis piernas. Toqué un poco su pelo mojado y mire a la pileta. Tomás había salido y se estaba secando en el borde.
Los tres rieron al mismo tiempo y yo los miré.
–No se puede creer lo posesivo que es.
Dijo Abril y por alguna razón, todos se quedaron callados.
El se acercó hasta donde estábamos y se sentó entre Abril y Sol, dejándonos a Alejo y a mí apartados.
–¿Este es nuevo?- Me preguntó Sol señalando el tatuaje de mi brazo.
–Es el último que me hice, sí
Tomás clavó sus ojos en mí y yo lo mire.
– ¿Cuántos tenes?- Me preguntó, y además de por curiosidad, fue solo para cruzar unas palabras conmigo.
–Un par- Le dije despreocupada y el me sonrió de la manera más linda posible.
–Y bien, ¿cuándo nos vamos de campamento?-Exclamé cuando Alejo se sentó un poco.
–Hoy a la noche
puro relleno pero es lo que hay compas
