cuarenta y tres

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Respiré antes de empezar mi discurso y los dos me miraron.

–Dale nena, no tengo todo el día. Tengo que acomodar las cosas- Se quejó Sol, Tomás clavó sus ojos en ella.

– ¿H ya te trajo las cosas?

–NO HABLES DE ESO- Ella le cortó la conversación y su cara se transformó.

Tomi se rió y me miro.

– ¿Vino y no me avisaron, yeguas?

–NO VINO

–Gordo, no vino ni hay que hablar de Homer- Expliqué resumiendo todo y el me sonrió. Era tan lindo.

–La babosa Homer- Dijo cuando se acomodaba en el sillón para mirarme.

–BASTA PENDEJO

–PERO CALLATE VOS, TRAIDORA

– ¿Pueden dejar de pelear, por favor? Salgan a tomar aire, no sé

–Si, dale, contanos de Nachito

–AY NACHITO LE DICE

–TOMÁS- Grite ahora yo.

Estaban insoportables realmente. Los dos de mal humor no eran una muy buena combinación, y estábamos próximos a ser tres.

Estaban sentados en el sillón y yo parada frente a ellos. Era una situación muy graciosa y me costaba concentrarme.

–Ayer me la pase adornando todo y se me fue la hora rapidísimo. Me senté a descansar un poco y cuando me di cuenta eran las diez de la noche. Me levanté para hacer la comida y llegó el.

Me dio risa como se transformó la cara de Tomás con el "llegó el". No podía creer lo posesivo y celoso que era. Sol disfrutaba de su enojo como una nena de 10 años.

–Me preguntó por mis viejos y como el tampoco había comido lo invité a cenar.

– ¿Cómo sabes que no había comido?- Preguntó el, cuando no, dudoso.

–Me dijo que se tenía que ir a cocinar, Tomás- Le dije en un tono irónico y el chasqueó sus dedos para cruzar sus brazos.

–Chamuyo típico

Me mordí el labio negando con la cabeza, no era chamuyo, ¿no? Volví a sacudir mi cabeza y continué:

–Comimos y después nos colgamos tomando café acá. Charlamos de la independencia, de cosas viejas y eso.- Dije "cosas viejas" intentando evitar el termino "de cuando estábamos juntos y éramos felices...y eso".

– ¿Y?- Preguntó Sol con una ceja en alto.

– ¿Y qué?

– ¿Hicieron algo divertido? ¿Algo que no sea de abuelos de 80 años?

–Callate pendeja, no tienen que hacer nada divertido- Le dijo Tomás con un tono seco.

–Pero nada tipo, ¿chaparon?- Preguntó Sol inocente. Abrí mis ojos rápidamente y ella recordó que no estábamos solas.

–TE VAS, TE VAS- Dijo Tomi y la arrastró por todo el living para cerrarle la puerta del departamento en la cara.

–ES MI CASA ESTUPIDO- Le gritó del otro lado de la puerta y yo tuve que agarrarme el vientre para no descomponerme de la risa.

– ¿Sol? ¿Sol sos vos?- Le dijo bajando la voz mientras se acercaba a la puerta.

–NO TE HAGAS EL DESENTENDIDO PENDEJO TE VOY A MATAR

–Shhh, vamos a tener problemas en el edificio si seguís así, loca- Explicó él haciéndose el que nada pasaba y giró para tomarme de la cintura.

–¿Podemos estar solos, un ratito?- Preguntó en tono tierno pero yo estaba realmente tentada.

–Tomi está Sol afuera

–Sh, no la nombres a la renegada

–TE ESTOY ESCUCHANDO- Gritó desde afuera y el bufó. Me soltó para sacar su celular del bolsillo. Se alejó un poco de la puerta pero yo lo seguí con la mirada.

-Homer, ¿qué estas haciendo pajero? Tu novia esta infumable. Pasala a buscar ya y llévatela lejos, hasta tarde...-Dijo y me miro de arriba abajo. -O hasta mañana...si, sí, hasta mañana mejor-

Me mordí el labio. Lo vi cortar y le pregunté:

– ¿Así o más pajero?

–Ya te dije que no es paja- Me explicó mientras guardaba el celular y se dirigía a la puerta.

La abrió y, después de un par de piñas, Sol entró.

–Tenes diez minutos para agarrar tus cosas e irte ya- Le dijo, estaba enojada.

–Sí, sí. Agarra las tuyas y bajá que tu novio te pasa a buscar

Abrió los ojos sin poder creerlo.

– ¿Lucas va a venir?

–Si, ¿no me escuchaste?- Le dijo despreciativo. –Dale, dale. Que quiero estar solo con Male, no te fumo más

Me senté en el sillón a mirarlos discutir, una vez más. Me puse un poco incómoda al saber que iba a estar todo el día sola con Tomás. No sabía muy bien como manejar nuestras acciones pero la verdad es que, cuando estamos juntos, no pensábamos mucho en lo que hacíamos. Y eso me preocupa un poco, aunque tenía en claro que no me iba a arrepentir de nada después.

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora