doce

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Me di cuenta que me había quedado dormida cuando abrí los ojos. Mis manos estaban en su pelo, y el dormía acurrucado en mis piernas como antes.
Sonreí para mí y pensé. Estábamos encerrados hace varias horas, no habíamos comido, estábamos mojados. Asombroso.

Toqué rápidamente su frente y noté que su temperatura había bajado un poco. Apenas lo hice, el abrió los ojos asustados y se incorporó.

-Perdón, solo quería ver como estabas

Se refregó los ojos y me sorprendí, era increíble que una persona pueda mezclar tanto la ternura con lo sexy.

Antes de que pueda responderme, una luz entró por la ventana. Giramos rápidamente al escuchar el motor del auto y nos pegamos a la puerta para golpearla juntos.

Segundos después los encontramos: Mauro y Sol habían sido los que se habían dado cuenta que faltaban dos.

Tomás siguió las instrucciones de Mauro y luego de unos forcejeos la puerta se abrió. Abracé a mi amiga como si fuese una salvadora y ella me miró.

– ¿Están bien? ¿Tienen hambre?- Preguntó Mauro y se comía sus propias palabras.

–Perdón, encontramos unas velas, nos colgamos comiendo y...

La interrumpí.

–Y nadie se dio cuenta que faltábamos, sí.- Dije divertida y todos rieron.

Subimos al auto algo húmedos aún y Mauro frenó el auto frente a nuestra cabaña. Supongo que ya todos se habían ido a dormir. Me estiré hacia adelante para dejar un gran beso en su mejilla, era el único que se había acordado de nosotros.

–Descansa, reina- Me dijo. Le sonreí y volví a sentarme para saludar a Tomás.

El me miró y yo agarré su cara con las dos manos para dejar un beso igual en su cachete.

El sonrió como un nene y bajamos del auto.

Entramos sin hacer mucho ruido

– ¿Querés que te haga algo de comer?- Sol me preguntó susurrando.

Negué rápidamente.

–No, amiga, me voy derecho a la cama

Lo increíble es que este cansada de hacer, ¿nada? Pero me había agotado la situación. Antes de dormirme miré mi celular: 5AM. Genial. Cerré los ojos y descansé.

.

Me desperté renovada aunque era muy temprano aún. Me pregunté por qué a veces dormir pocas horas ayudaba y dormir muchas te cansaba más. Me encogí de hombros y miré a mi alrededor. Las chicas dormían pacíficamente.

Reí y me dirigí al baño para higienizarme. Até mi pelo y abrí un poco la ventana para decidir mi atuendo del día. La lluvia había refrescado un poco pero estaba algo pesado. Busqué mi short de jean tiro algo y mi remera blanca corta. Até mi camisa a cuadros en mi cintura y agarré mi fiel compañera: mi cámara.

Antes de salir les deje una nota a las chicas con pocas esperanzas de que se levanten antes de que yo vuelva.

Como conocía el lugar, me dirigí directamente al muelle. Era increíble: sierras de fondo que se unían con el agua y finalizaban en este pequeño puente de madera. Tomé algunas fotos y luego caminé en silencio.

Escuché un pequeño ruido y me agaché. Una ardilla salía del bosque y quería tomarle tantas capturas como pudiese.

Mi mamá siempre me había dicho que tenía un don especial para esto. No solo por las tomas, sino por el silencio que se necesita a veces para capturar momentos.

Me acerqué un poco más al animal con la mayor cautela posible y justo en ese momento...

–Vos si que no dejas de sorprenderme

Volteé rápidamente al escuchar su voz y maldije en voz baja: el animal se había ido.

– ¡Idiota!

–Buen día para vos también, sí- Me dijo divertido y yo reí.

–Probablemente no vuelva a encontrarla nunca más- Le dije mientras me ponía de pie.

– ¿No te parece que el short es un poco corto?

– ¿No te parece que me tenes que dejar de joder?- Lo imité y el se puso serio para luego mirarme.

-Que linda estas

Negué con mi cabeza. Que naturalidad y frescura tenía para tirar esos comentarios en medio de la nada.

–Lindo piercing.

Miró a mi ombligo y otra vez me sentí incomoda.

hola wenaaaas, comenten xfa que me cago de risa ahre las obligaba
bueno nos vemos

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora