cincuenta y uno

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La puerta del ascensor se abrió y subimos rápidamente dejando atrás a Sol y Nacho. Él toco el botón de la planta baja y, en esos segundos, lo escuché renegar:

–Que pelotudo, mira que te va a regalar un peluche así.

Reí por lo bajo y lo miré.

– ¿Estás con él?- Me preguntó. Volví a reír. Hacía mucho no lo veía y probablemente no sabía lo llena de estudio que estaba.

–No, ni ahí- Aclaré rápidamente y el sonrió.

–Más pelotudo entonces- Dijo cuando llegamos a planta baja y apenas lo hicimos divisé el auto de Pablo en la puerta.

– ¿Vino H?

–Digamos que me prestó el auto sin saberlo- Me respondió divertido y abrí la puerta delantera. Cruzó miradas con el portero y yo lo mire extrañada.

–Ese es un botón, me hizo gastar mucha plata al pedo

– ¿Qué?- Pregunté rápidamente y lo seguí hasta el auto.

Se paró a la altura de la puerta trasera y la abrió. No podía creerlo. Era el nuevo amor de mi vida. Un cachorro samoyedo blanco color nube.

–Me estas jodiendo- Exclamé tapándome la boca. El se tiró sobre el asiento trasero y el perro rápidamente corrió dentro del auto. Largué una carcajada y el empezó a putear.

–Veni acá, la puta madre

-Hey, trátalo bien- Le grité un poco histérica.

–Lucas me va a matar si larga pelos acá dentro.

Seguí riendo y el bajó del auto con el cachorro en brazos. Rápidamente me lo dio sonriente.

–Feliz cumpleaños, amor

Me dijo y me quedé petrificada. Amor. Amor. Cachorro. Amor. ¿Cómo no quererlo para siempre?

Me abalancé en sus brazos y lo besé como antes, con pasión, extrañándolo. El perro no tardo en empezar a dar lengüetazos y nos separé mirándolo.

–El portero se puso la gorra y no me lo deja entrar.

–No están permitidos perros grandes, pero lo llevo a mi casa mañana- Le dije sonriente. Estaba feliz de la vida.

Me acerqué hasta la puerta del edificio y divisé a lo lejos a Ignacio yéndose. Me dio ternura, estaba pensando en hablar bien con él. Entré con el cachorro en brazos y el portero se me acercó enseguida.

–Mira lo que es- Exclamó tocándole el pelo.

– ¿Puedo subirlo, unos días?- Pregunté con una voz rara y el tipo rápidamente asistió sonriente.

–Ah no te puedo creer lo pajero que es- Dijo Tomás cerrando la puerta del ascensor. Reí y lo miré.

Llegamos el piso del departamento y Sol estaba con la puerta abierta gritando, como siempre.

–Ignacio se fue con cara de orto- Exclamó desde adentro.

–AY ME MUERO ES UN OSITO- Gritó cuando me vio entrar. Se me tiró arriba y me lo sacó de los brazos.

–No, un osito es esta mierda- Le dijo Tomás sacando el peluche del sillón. –Sos la peor amiga del mundo.

–El toco timbre justo, si yo estaba hablando con vos- Le explicó rápidamente y ahí entendí que era Tomás quien la llamaba tanto por teléfono.

–El portero le debe haber abierto.

–A ese lo voy a embocar también- Dijo rápidamente y reímos juntos.

Sol terminó de ordenar los sillones en el living y lo miró para preguntarle:

– ¿Te quedas a dormir?

❣️
wenas wenaaas
bueno quiero pasar a informarles ahre que quedan la últimos capítulos
no me linchen
lxs quiero 💘

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora