treinta y cuatro

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Largué un largo suspiro. Lo mire irse y sin pensarlo, abrí la aplicación. Cuando comencé a escribir alcancé a leer por arriba el último mensaje "no puedo esperar para que hablemos".

Bufé.

"Nacho. Estoy pasando los meses antes de arrancar la universidad con amigos. Cuando llegue a la ciudad te llamo y hablamos. Beso".

Fue una sutil manera de decirle que no me moleste hasta el comienzo de actividad. No sé por qué no lo pensé antes de llamarlo.

Espere unos segundos para ver si respondía, pero como respuesta solo tuve dos tics, visto. Deje el celular en mi bolso, saqué mi vestido y me dirigí a la pileta. Apenas di dos pasos escuché un chistido. Y sí, ¿quién más?

–¿Qué querés, Damián?

–Epa, que humor tenemos hoy

–Si, te voy a rebotar hoy también- Le dije antes de que pueda seguir molestándome, recordando la fiesta en el campamento, y seguí caminando con él atrás.

–Bueno, veo que el autoestima lo tenemos alto-Comentó en tono irónico y gire para mirarlo.

– ¿Qué pasa?

– ¿Estas con Tomás?

–¿Eh?- Dije rápidamente.

No habíamos dado indicios de nada en toda la tarde. No quería a todo el pueblo hablando de mí, otra vez. La última ocasión, cuando todos se enteraron de lo de Damian, había sido una locura.

–Uh, como nos pusimos

– ¿Qué decís?- Dije intentando ser disimulada y seguí mi camino.

–No sé, un par de personas los vieron en la fiesta del campamento

Y frene mi marcha otra vez. Mierda, me había olvidado de ese detalle. Estábamos tan borrachos los dos que ni lo recordábamos. Cerré los ojos intentando buscar una idea en mi cerebro.

– ¿Te parece que después de tantos años de relación tengo ganas de estar con alguien?- Le dije despreocupada y el sonrió. Negó con su cabeza.

–Fue un beso y nada más. No molestes- Le dije divertida y el hizo un ruido con su boca.

Seguí mi marcha riéndome hasta el borde de la pileta y me acerqué a los chicos.

–Bueno, no vamos a hablar de que te miro Lafuente cuando venias para acá- Dijo Alejo y acto seguido Tomás se hundió en el agua. Alejo hizo rápidamente una mueca de dolor y se hundió agarrándose su entrepierna.

– ¿Vos sos pelotudo?- Le dijo agitado. –Me vas a matar, estúpido

Tomás se encogió de hombros y me miró. Abril amagó con irse a otro lugar y rápidamente tomé su brazo.

–Quedate acá. Me preguntó si estaba con Tomi

– ¿Qué?- Dijo y rápidamente los tres se acercaron.

–Sí, no sé- Dije y tomé mi cabeza. Realmente no tenía ganas de preocuparme por esas cosas ahora.

Vine con la idea de despejarme de todo, y si bien el pueblo era el lugar ideal para descansar, era un infierno en cuanto a los chismes por el simple hecho de que todos se conocían con todos.

–Se acordó de la fiesta del complejo- Explique y todos asistieron.

–No iba a tardar en dar vueltas ese chisme, no lo habíamos escuchado porque llegamos hace solo un día- Comentó Agus y todos asistimos.

– ¿Qué querés hacer? ¿Te querés ir?- Preguntó Abril y rápidamente negué con la cabeza.

–No, quedémonos acá, no pasa nada- Disimulé rápidamente y así hicimos.

Pasamos el resto del día en el club. Sol y Homer no tardaron en llegar y la hora se pasó tan rápido, que cuando quisimos acordar, estábamos cenando en el bufet del lugar. Después de todo la pasamos bien, cuando estábamos todos juntos nadie sospechaba de nada y era agradable.

Las miradas recién se posaron sobre mí cuando Tomás no tuvo mejor idea que frenar mi camino antes de subir al auto de Lucas.

–Ella se va conmigo- Dijo en un tono de voz elevado.

Casi no habíamos cruzado palabra en todo el día después del episodio del mensaje. No tuve mucha opción cuando los chicos se subieron al auto y partieron todos juntos, dejándonos a pie solos.

Lo miré y él a mí. No tenía idea de lo que tenía en mente, pero iba a seguirlo de todas formas. ¿Qué cosa tan mala podría pasar?

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora