treinta y uno

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-Te parece a vos...- Le dijo a Fran y se acercó a mí con pasos largos. –¿Andar peleando con un chico grande? Salí de acá, enano.

El nene se cruzó de brazos enojado y yo lo llamé con el dedo. Vino corriendo y se abalanzó sobre mis brazos. Tenía adoración conmigo y yo con él.

–Hoy dormimos la siesta juntos, ¿querés?

Asistió divertido y Tomás abrió la boca como un tonto.

–No, no. Pará- Exclamó enseguida y yo reí.

–Toma las gomitas nene- Le dijo dándoselas. Fran las agarró y se fue corriendo.

–Hiciste trampa

Hice una cara de extrañada y no hizo falta que pregunte nada.

–Si hubiese sabido que eran las gomitas o dormir la siesta con vos, no las comía

Confirmado: Tenía la misma mentalidad de Fran.

Bufó cuando yo me fui y se quedó mirándome hasta que llegué al lado de los chicos. Hice un saludo general y me acomodé al lado de Abril. Me uní a la conversación y juntos llegamos a la conclusión de que por la noche saldríamos juntos, pero separados.

Íbamos a encontrarnos en el boliche pero necesitábamos pasar un poco de tiempo hombres y mujeres...separados.

Sentí un poco de culpa al pensar que había venido a pasar el verano con Sol y habíamos pasado poco tiempo juntas. Recordé que Homer siempre estaba en el medio y me encogí de brazos.

El día estaba muy pesado, había poco sol pero hacía mucho calor. Lucas y Sol no tardaron en quedarse dormidos en la hamaca. Abril se unió a Alejo en el borde de la pileta, y Mauro se fue con la excusa de que tenía que ir con su familia.

Tomás no se había acercado a nosotros en todo el día, así que decidí ir a buscarlo adentro de la casa.
Cuando entré me inundó la ternura. Estaba mirando los dibujitos abrazado con Fran, en el sillón. Bueno, mirando con los ojos cerrados. Me reí un poco en voz baja y luego de unos segundos, escuché.

–Tomi

Sonreí. Nada más lindo que escuchar hablar a un nene chiquito.

Tomás abrió los ojos rápido, asustado. Tuve que taparme la boca para no hacer ruido.

–¿Qué pasa, facha?- Le dijo y su voz se entendía menos que la de Fran. Estaba bastante dormido.

– ¿Me haces una leche?

Instantáneamente miré el reloj. 4.15 pm. Wow, pobre nene. Estábamos tan en la nuestra que ni le respetábamos sus horarios. Sin pensar mucho lo llamé.

–Veni amor, yo te la hago

Se dieron vuelta juntos y el vino corriendo hacia mí.

–El abuelo está cansado- Le dije divertida y largó una carcajada inocente.

Le preparé una chocolatada y lo observé tomársela. Tomás seguía en el sillón, un poco más dormido que antes.

–Tengo una idea- Dijo Fran y se bajó de la silla con un poco de dificultad. –Tomi se va arriba y nosotros dormimos en el sillón mirando dibus.

Lo miré. Era increíblemente tierno. Asistí, y luego miré a Tomás. Se había levantado del sillón y estaba cerca de nosotros.

–Tengo otra idea- Le dijo levantándolo y Fran lo abrazó apenas lo alzo. Sonreí.

–Vos te vas a dormir arriba y yo duermo con Male en el sillón- Le propuso. Yo golpeé su hombro y Fran bufó. –Y...te regalo todas las gomitas que quieras.

Ahora sonrió y asistió divertido. Tomi lo bajo de sus brazos y sin dar muchas vueltas, caminó hacia la escalera agarrándose de la baranda.

–Bueno, está bien- Dijo y puso un pie en el primer escalón. –Pero Male es mía- Lo desafió mientras subía y Tomás asistió irónico.

Lo vimos juntos desaparecer cuando llegó al piso de arriba. Luego se paró delante de mí con una sonrisa ganadora. Sí, no solo peleaba con un nene de cuatro años, sino que también negociaba con él.

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora