diez

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¿Cómo? No podía ser. Me estaba haciendo una broma. Lo corrí de un empujón y sacudí la maldita puerta.

–¿Cómo puede ser que ahora no puedas abrirla?- Le dije MUY molesta.

No podía quedarme encerrada con él, así, no. No podía.

–Se debe de haber hinchado la madera, ocurre cuando se moja.

El hablaba tan tranquilo que me alteraba aún más.

Me dirigí de lleno a la ventana, y en cuanto me di cuenta que estaba soldada largué un grito de enojo.
El me miraba raro, y ahora sí que no quería mirarlo.

Noche, lluvia, sin luz, a solas. No, no quería imaginármelo. Apoyé mi cuerpo en la pared y él se sentó en el piso, en frente mío. Me maldije por no haber llevado mi celular y luego pensé. De todas formas no funcionaría.

Nos quedamos quietos y no cruzamos una palabra esperando a que alguno de los chicos se acuerde que estábamos acá. Pasaron los minutos y las horas, dos precisamente. Era una situación muy incómoda, hasta que él rompió el silencio.

– ¿Por qué te molesta estar conmigo?

Su tono tierno me llegó al corazón y el contexto hizo que me calmara un poco. Lo pensé un rato, y luego de unos segundos le dije.

–No me molesta estar con vos

El levantó su cara y nuestras miradas se cruzaron.

– ¿Entonces por qué te molesta que esté?

Ok, acá va el momento de sinceridad.

–Es que...es un poco extraño para mí

– ¿Qué es lo extraño? ¿Qué nos hayamos besado?

Su naturalidad me inhibía.

–Sí, no lo sé. Me siento un poco incómoda mirándote a los ojos

–No tenes por qué hacerlo- Me dijo tan tranquilo.

En serio, iba a golpearlo. Se paró de solo un movimiento y sacó su remera con ligereza.

– ¿Qué haces?

Ups, creo que se notó mi histeria.

– Eu, tengo frío y que esté mojada me da más frío

Asentí y no sabía dónde meterme. Realmente era...wow.

–Vos, ¿tenes frío?

Volví a asentir un poco dudosa y el miro para todos lados.

–Debe haber alguna frazada en este lugar

–No- Le dije rápidamente y quise disculparme. Me había comportado como una idiota, y el estaba preocupado por mí. –No te preocupes, ya se va a pasar. ¿Qué te parece si hablamos?

Su cara se iluminó y se sentó más cerca de mí.

– ¿Sobre el beso?

Diablos, que difícil me la hacía.

–No, sobre nosotros. Sobre vos, y sobre mí; solo para conocernos mejor

–Dale. ¿Qué querés saber?

–No lo sé, lo que quieras

–Ok, ¿qué tal si cada uno piensa en algo que solo uno sabe de él mismo?

Asentí un poco confusa y lo mire para que el empezara, no había entendido muy bien.

–Bien, me baño sentado

Largué una carcajada.

–¿Qué?

–Eso fue todo, dijimos que solo íbamos a decir una cosa, no por qué motivo ni como- Dijo algo divertido excusándose.

Luego me miró esperando mi respuesta, y yo lo pensé un rato. Genial, esto sería genial para la situación.

–Bueno, chape con Alejo el verano pasado

Su cara de molestia no tardó en aparecer.

– ¿Qué?

–Ni por qué motivo ni como- Le dije imitándolo graciosa, pero no pareció hacerle gracia.

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora