cuarenta y nueve

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La facultad me estaba volviendo loca. Cursaba seis horas todos los días. Si, seis. ¿Qué se me había dado por estudiar Psicología? Apenas tenía tiempo para higienizarme y esas cosas.

Desde el principio me recomendaron que lleve la carrera al día, así me atrasaba menos. Y siempre me preguntaba, ¿se puede estar más atrasada que yo?

Sol se había peleado con Homer. Increíble. Pasaron un mes sin hablarse. Al principio habían tomado un poco de aire pero la distancia se fue alargando hasta, directamente, no hablar. Aunque en el último tiempo habían vuelto a cruzar algunas palabras, quizá volvían a estar juntos.

Por esta razón pasaba más tiempo con mi amiga, y menos con los chicos, menos con H y mucho menos con Tomás.

Sol me había dicho que estaba muy ocupado con la música. Nunca discutimos pero la "relación" se había, ¿cortado? En los últimos tres meses lo había visto cinco veces. Sí, cinco, las tenía contadas.

No así a Ignacio. Por una razón u otra me lo encontraba siempre, hasta en el supermercado. A veces me aterrorizaba el hecho de pensar en que todo conspira para que estemos juntos. No obstante, ya había pasado bastante tiempo y no me agradaba verlo hasta en el desayuno.

Había hablado con el una semana antes de que Sol se peleara con Lucas. Al principio no le agradó la situación pero, de todas formas, se lo tomo para el lado que el quiso. Como siempre hacía con todo.

Mayo estaba transcurriendo tranquilo. No había señales de nada que nos molestase en el departamento, además de estar un viernes por la noche estudiando en el sillón, tapadas de hojas y frazadas.

–Esto es una mierda- Dijo Sol y me tiró un lápiz.

–Quiero volver a tener 15- Exclame prácticamente rogando poder volver el tiempo atrás.

–Quiero volver a tener novio- Comento y yo tape mi cara.

Oh no, por favor, que no empiece.

–No quiero escucharte toda la noche, una vez más

–Ah, sos la amiga mas soreta del universo- Me dijo y reí.

– ¿Cuándo vos te peleaste con Nacho quién te aguanto, eh?

–Nadie, y mucho menos vos así que no hables- Respondí y nos quedamos en silencio un rato. Largué un largo suspiro y antes de poder llevar mis ojos otra vez a las hojas, habló:

– ¿Qué vamos a hacer mañana?

– ¿Estudiar?- Acoté rápidamente y ella negó con la cabeza.

–Es tu cumpleaños, a menos que cumplas 84 descarto esa idea

– ¿Qué querés hacer? ¿Organizar una fiesta? Claro, tenemos taaantos invitados- Dije irónica y ella se dio vuelta.

–Sos una abuela

–Voy a ir a mi casa al medio día a comer con mi familia, podes venir si tenes ganas

–No tengo ganas de verle la cara a tu primo- Respondió rápido y yo largué una carcajada.

–Lo había olvidado

–Sí, sí, muy graciosa. Al menos salgamos a tomar algo a la noche

Me encogí de hombros y asentí, ¿qué tan malo podía ser?

Agarró su celular y yo la miré un rato. Luego volví a leer mis apuntes por, al menos, dos horas. Se me estaba yendo la vida en el estudio y no podía creerlo. Realmente pasaba muy rápido el tiempo cuando quería que fuese lento.

–Bueno, voy a hacer la comida- Dijo mi amiga y se levantó señalándome el reloj de la pared. 9.45 PM.

–Ah- Me llamó desde la puerta de la cocina. –Hable con H para que vaya mañana- Me comento y yo le sonreí.

Realmente me agradaba la idea de saber que estaban volviendo a hablar.

Desapareció de la puerta y apareció otra vez.

–Ah- Dijo y reí. –Y, claramente, Tomás va a ir también

cambios | c.r.oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora