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-Oh... ups -murmuró Jiyong cuando vió entrar a Jimin por la puerta del local aquella mañana tan temprano. Se fijó en el que el muchacho, en silencio y en la más absoluta seriedad, sacaba el delantal de debajo del mostrador de la panadería para desdoblarlo, pasarlo por su cabeza y atarlo atrás, sobre la cintura-. ¿Te encuentras bien? -inquirió, al ver que el muchacho se ponía a limpiar las bandejas de metal sin responder. Tenía unas profundas ojeras rojizas bajo los ojos y los ojos hinchados de llorar. Jiyong suspiró y dejó lo que estaba haciendo para ir a su lado y poner los brazos en jarra-. ¿Jimin?

-Lo siento, no he podido dormir bien...

-¿Qué sucedió?

-Mi novio se enojó.

Jiyong enarcó las cejas, asombrado.

-¿Tienes novio? Vaya... -se rascó el cuello, visiblemente incómodo y un poco decepcionado-. ¿Se enojó porque fuiste a beber conmigo anoche?

-Se habría enojado de todos modos, no le dije dónde estaba.

-¿Y por qué no?

-Yo nunca sé con exactitud dónde está él porque, de todas formas, nunca está.

-Ya... -se aclaró la garganta-. Oye, si quieres quedarte en casa hoy....

De repente Jimin lo miraba con ojos como platos.

-¡No! ¡De verdad quiero este empleo!

-No te preocupes, si rompiste con tu novio entiendo que...

-¡No rompí con Yoongi! Sólo... discutimos, y ya. Hoy todo pasará. Nos veremos y todo estará bien, como siempre.

-Entiendo.

-Además... Estar en casa es peor, tengo mucho tiempo para pensar y lo que menos necesito ahora es darle más vueltas al asunto.

-Pues si me dejas aconsejarte... -Jiyong volvió a acomodar cambio en su caja registradora, ignorando la mirada inocente y llena de curiosidad de Jimin-... creo que no deberías decirle a tu novio que trabajas aquí. Si así se pone porque salieras con un chico a beber una noche no quiero imaginarme si le dices que trabajas con ese chico. Por lo demás -suspiró-. Sé que no me incumbe, pero me pone un poco furioso saber que hay gente que tiene ese tipo de comportamientos tóxicos con sus novios. No mereces llorar toda la noche por alguien, Jimin. Eres... un buen chico, un chico muy lindo y muy simpático, no mereces que te traten así.

La conversación terminó cuando, repentinamente, una mujer anciana entró al lugar y Jimin recompuso una gran sonrisa para atenderla.

Hoseok exhaló lenta y profundamente, quieto, mirando la nada un segundo luego de haber trapeado todo el suelo del local. Local que no era suyo, en realidad, pero siempre cerraba y abría y todo el mundo que pasaba allí a tatuarse pensaba que era suyo.

Parpadeó, como si volviese a la realidad. Tomó las llaves y apretó un botón junto a la vitrina para que la malla metálica bajase. Cuando ésta hubo bajado pasó por debajo de la pequeña puerta y del otro lado la cerró con candados. Tiro de ambos, procurando que estos estuviesen bien cerrados y nadie pudiera entrar al local, y cuando estuvo seguro metió las llaves en el bolsillo trasero de sus pantalones para luego dirigirse hacia su motocicleta. Y se subió, muy seguro de si mismo. Era sábado y los sábados la tienda cerraba temprano en la tarde. Prendió el motor y entonces... volvió a quedarse tildado, confundido. ¿A dónde iba? No quería ir a su casa. Tenía ese presentimiento de que su casa no era el destino al que tenía que ir, como si algo estuviese tremendamente mal con esa ecuación. Y si le preguntaran pues... sabía perfectamente a dónde quería ir, a quién quería ver, pero también sabia que no podía.

You Never Walk Alone  [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora