-¡Cool! -exclamó Minsuk girando sobre sus talones.
Jungkook dió una repasada a su departamento. Todo tirado, botellas de whisky vacías, cortinas rotas, sofá arañado por el gato que alguna vez había tenido pero su madre había dejado en la calle por haber arañado su sofá, una alfombra con algo pegajoso derramado arriba (probablemente ya fermentado por el correr de los años), telarañas colgando del techo como guirnaldas que les daban la bienvenida, platos sucios en el fregadero lleno de moscas (por no hablar de la fruta que había quedado y ahora se encontraba completamente en descomposición en el centro de la mesa del living).
Jungkook hizo una mueca graciosa, mirando a su compañera sin comprender.
-O sea -la chica se pasó la mano por la cara para correrse un flequillo ya demasiado largo sobre los ojos- tiene pontencial. Jungkook subió los hombros, en un suspiro, dejando las maletas de Minsuk en el suelo y descargando su propio bolso, mucho más pequeño, de su hombro. La chica le sonrió con ganas, casi como una niña. El muchacho no pudo evitar soltar una risita-. Tendremos que limpiar un montón, pero te aseguro que en cuanto abramos las ventanas, agreguemos muchas plantas y... cambiemos la alfombra todo se verá genial. Porque recuerda, Jungkookie, lo que le da vida a una casa no son sus muebles sino...
-... La gente que vive en ella.
-¿Cómo? ¿Veías el programa en prisión? -la muchacha se giró, cruzando los brazos por detrás de su espalda y girando la cabeza para ver más allá.
Jungkook parpadeó. Por alguna razón, le caía muy pesado que Minsuk le recordara tanto que había estado en prisión. No porque le doliera, luego de tres años uno se acostumbra y era una realidad muy cercana a su presente; sino porque aquella niña le parecía muy... ¿pequeña? Okey, tenía sólo como dos o tres años menos que él, pero es que se veía tan pequeña y tan pálida, tan delgada y vulnerable que... Se veía tan...
... Tan enferma.
Jungkook sintió un peso en el pecho y por primera vez se reeplanteó lo obvio: viviendo juntos, siendo su tutor, sería muy difícil no encariñarse de ella. Y nada iba a sucederle, absolutamente nada malo iba a pasarle a Minsuk porque ella era una chica fuerte, pero...
Una imagen de Taehyung sonriéndole desde una cama, con tubos en la nariz y una bata azul claro le hizo erizar los vellos de la nuca.
-Tengo un amigo que tal vez te gustaría conocer -comenzó Jungkook-. Podría invitarlo a cenar ésta noche. A él y a sus tutores, claro.
-¿Qué edad tiene? -Minsuk ladeó la cabeza-. ¿También está enfermo? ¿Me estás engañando con otro enfermo?
-No, no. Él... ha pasado por algo. Pero ahora está bien.
-¡Cuéntame!
-En serio una historia larga.
-Tenemos muchísimo tiempo.
-Creo que primero deberíamos desempacar y hacer una limpieza profunda, porque con éste olor a encierro y humedad no se puede ni hablar.
-Bueno, tienes un punto -Minsuk arrugó la nariz.
Jungkook sonrió ante aquel gesto tan dulce viniendo de una chica tan envalentonada e impulsiva como su compañera.
-Aigoo -murmuró, sacudiéndole el flequillo mientras la chica se quejaba.
-Taehyungieeee -exclamó Jimin, casi derribando a un Taehyung que justo bajaba por las escaleras refregándose un ojo con la punta de la camiseta manga larga morada que el muchacho usaba siempre de pijama-. Te quiero.
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You Never Walk Alone [Namjin// Yoonmin// Vhope]©
أدب الهواة[SEGUNDA PARTE DE MY SWEET PRINCE] ©Obra Registrada 2020 Eunice Balbi Se prohíbe la copia total o parcial de la novela, como también adaptaciónes.