Jungkook rodó los ojos, oyendo lo fuerte que estaba la música en el baño mientras Minsuk se duchaba. Como estaba junto a su habitación, podía oírla perfectamente, incapaz de concentrarse en otra cosa que no fuera la jodida canción romántica, pegadiza y molesto. ¡Estaba harto de escucharla! La muchacha la había puesto tantas veces que hasta se la sabía de memoria. Y es que esos últimos días, casi toda la semana luego de su cita con el bastardo de hormonas alteradas, Minsuk parecía flotar en el aire: no estaba allí cuando hablaban, ni cuando comían juntos, ni cuando decidían ver películas. No estaba allí en lo absoluto. Minsuk flotaba es una nube rosa y esponjosa de enamoramiento en la que estar todo el día pegada al teléfono, sonriéndole y haciéndole caritas, y poner esa horrible canción era casi una tradición.
Jungkook soltó el dibujo que estaba haciendo y salió de su habitación, golpeando la puerta con violencia justo cuando Minsuk cortaba el agua, provocando que la canción sonara aún más fuerte de lo que ya estaba.
-¿¡Quieres bajarle a la jodida música!?
-¡Ya salgo! ¿Tienes que usar el baño!
-¡Tengo que usar mis jodidos oídos sin tener que escuchar esa canción ni una vez más! -suspiró, rezagado. Pero al oír que la muchacha no le bajaba, volvió a golpear con fuerza-. ¡Min...!
Se detuvo, la puerta se había abierto de tanto que la había sacudido.
Tragó saliva, quieto en su lugar. Minsuk no se había dado cuenta: de espaldas a él y con la vista fija en el espejo empañado, se miraba los labios resecos y se tocaba la cara. Jungkook observó, asombrado, que la muchacha iba en toalla y que su cabello había desaparecido absolutamente.
Entonces ella se giró y abrió los ojos como platos al verle.
-¿¡Qué haces!? -gritó, hecha una furia, cerrando la puerta con fuerza frente a sus narices.
Jungkook se quedó boquiabierto, del otro lado de la puerta. Él había leído todo lo que tenía que leer, aprendido todo lo que tenía que saber, sobre Minsuk y su condición. Sabía, de alguna manera, que la medicina que le inyectaban le hacía perder el cabello; y sin embargo, al nunca haberla visto sin su peluca, jamás se lo había parado siquiera a pensar.
La música frenó de golpe y el muchacho, un poco aturdido, volvió a su habitación.
Minsuk, de repente, ya no flotaba en aquella nube tonta en la que había flotado toda la semana. De repente se veía agotada, triste, más gris que rosa. Revolvía los fideos instantáneos sumida en sus pensamientos, sin atreverse a levantar la mirada siquiera.
-Oye, Minnie... -comenzó Jungkook, pero ella negó con la cabeza.
-No quiero hablar de eso.
-No quiero que te sientas avergonzada por...
-¿Avergonzada? Jincha -soltó una risita sarcástica-. No me siento avergonzada, Jungkook. Me siento absolutamente anormal, eso es todo. Quiero hacer como que no, hacer como que está todo bien, hacer como que no me cuesta andar deprisa, como que me siento perfectamente normal. ¡Quiero creérmelo! Pero no puedo si tú estás jodiéndome, presionándome para recordarme la realidad cada cinco minutos. No, no estoy avergonzada; sólo no quiero hablar del tema -suspiró, dejando los fideos intactos con furia a un lado-. No tengo hambre.
Jungkook vio cómo se levantaba de la mesa y, tras rodearlo, estiró una mano para atrapar su muñeca entre los dedos. Minsuk giró el rostro para verlo, con aquellos enormes ojos castaños cargados de dolor. Al muchacho se le encogió el corazón, de repente, y comprendió que esa niña no era una niña: era una adulta. Una adulta con una vida de mierda, justo como él. Peor que él. De niña no tenía nada. Y de repente, así como así, se sintió muy pequeño. Amenazado ante aquella mirada llena de furia; amenazado por el dolor que le generaba verla tan dolida. Amenazado por lo mucho que la quería.
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You Never Walk Alone [Namjin// Yoonmin// Vhope]©
Fanfic[SEGUNDA PARTE DE MY SWEET PRINCE] ©Obra Registrada 2020 Eunice Balbi Se prohíbe la copia total o parcial de la novela, como también adaptaciónes.